lunes, 4 de noviembre de 2013

Día 20 – Ciudad del Cabo

Hoy era nuestro segundo y último día que íbamos a dedicar íntegramente a visitar la ciudad. Nuestra primera visita del día iba a ser Robben Island, isla que se encuentra a 12 kilómetros de Ciudad del Cabo y la cual es conocida principalmente por albergar una prisión donde fueron encerrados la mayoría de políticos opositores al régimen del apartheid, entre ellos Nelson Mandela, quien estuvo encerrado en Robben Island dieciocho de los veintisiete años que pasó en prisión. Por suerte, hoy en día la isla está en desuso y se ha convertido en un museo que explica la lucha y supervivencia de aquellos que lucharon en contra del apartheid.


Habíamos reservado las entradas por Internet varias semanas atrás, ya que la visita a la isla funciona a través de horas concertadas y suelen agotarse con bastante tiempo de antelación, pero la verdad que cuando fuimos nosotros aún se vendían entradas para nuestra hora en taquilla (imagino que en temporada alta será otra historia). Teníamos hora a las 9:00 h, así que después de desayunar nos fuimos paseando tranquilamente dirección Waterfront, uno de los lugares más populares de la ciudad y el lugar desde donde salen los ferrys hacia Robben Island. Llegamos temprano, ya que nuestro backpacker estaba a menos de quince minutos del Waterfront, así que nos fuimos directos hacia las taquillas y estuvimos esperando nuestra hora de embarque. A las 9:05 h salíamos dirección Robben Island y tras mi experiencia de unos días atrás con el kayak, decidí tomar un par de biodraminas, ya que no me fiaba mucho de mí mismo (sabia decisión, ya que el barco una vez sale del puerto se mueve muchísimo). En unos veinte minutos llegábamos a la isla, donde nada más bajar, varios guías te van guiando hacia varios autobuses que están aparcados en la puerta de entrada a la prisión. 


Una vez subidos en los buses, el guía hace una pequeña introducción sobre la historia de Robben Island desde sus comienzos hasta el día de hoy. La primera parte de la visita se hace siempre subido en el autocar, el cual va parando en diferentes lugares que el guía va explicando y en algunos de ellos se baja para visitar durante cinco o diez minutos. En esta parte de la visita se visita entre otros lugares la cantera de piedra donde los presos realizaban trabajos forzados, picando piedras y desmenuzándolas. Además la visita hace hincapié en el recinto donde Robert Sobukwe, uno de los máximos opositores al régimen del apartheid fue encerrado en solitario, un lugar que no deja indiferente a nadie. 


Tras visitar las zonas exteriores de la isla, el tour finaliza en la entrada de la prisión de máxima seguridad, donde un ex-preso político se hace cargo del grupo y tras una primera charla de bienvenida, te guía a través del módulo de máxima seguridad. En este caso no tuvimos mucha suerte, ya que nos tocó un guía que para mí fue prácticamente imposible entender nada de lo que decía. Primeramente te lleva a una de las salas de la cárcel y allí te da una charla sobre como era el día a día de los presos, las normas que tenían que cumplir a raja tabla, horarios, comidas…pero entre su acento el cual era incapaz de entender, sumado a la acústica de la sala hicieron que no me entera prácticamente de nada. 


Una vez acabada la charla, te va guiando por diferentes partes de la cárcel hasta que se entra en el módulo de máxima seguridad, donde se encuentra la celda de Mandela. 



Tras una breve visita de esta parte de la prisión, el tour se concluye con una emotiva despedida por parte del guía, dando las gracias a todos por visitar el lugar.


La visita me gustó mucho, ya que nada más poner los pies en la isla uno es consciente de estar visitando un trocito de historia. Una visita que no dejará indiferente a nadie. 


Tras acabar el tour, enseguida regresamos a Ciudad del Cabo, llevándonos unas tres horas y media en total la visita a Robben Island.
Como el ferry te deja en el puerto de Waterfront, aprovechamos para visitarlo. Se trata de la zona más turística de Ciudad del Cabo donde se encuentran los hoteles más caros de la ciudad, montones de restaurantes, tiendas, se podría decir que es una ciudad dentro de Ciudad del Cabo. La verdad que el ambiente de Waterfront es muy agradable. 


Mientras se pasea por él, uno se va encontrado con montones de artistas y músicos callejeros que alegran sus calles. 



Montones de cafés, tiendas de souvenirs, pequeños mercados artesanales, un lugar agradable para pasear y en el que se pueden encontrar montones de actividades para los más pequeños, y como no, unas bonitas vistas sobre Table Mountain. 


Aprovechamos para comer por la zona en uno de sus muchos restaurantes. Tras reponer fuerzas decidimos seguir las recomendaciones que nos habían dado en nuestro backpacker y salir nuevamente de la ciudad para visitar la playa de Bloubergstrand, desde la cual se obtienen una de las más conocidas vistas de Ciudad del Cabo. Para llegar hasta Bloubergstrand necesitábamos tomar la N1 y enlazar con la R27, carretera que tras unos veinte kilómetros nos enlazaba con la M14, carretera que nos llevaba hasta nuestro destino. Nos costó un poco salir de la ciudad, ya que cogimos algo de retención, pero en poco más de media hora llegábamos hasta la playa de Bloubergstrand. 


Su playa no es muy recomendada para bañarse debido al fuerte oleaje que suele haber, pero por el contrario es una zona muy recomendada si se quiere practicar surf o kitesurf, y sin duda, las vistas de Ciudad del Cabo desde su orilla son simplemente impresionantes. 


Tras un paseo por su orilla decidimos quedarnos a ver la puesta de sol desde aquí, pero unas nubes que aparecieron en menos de media hora arruinaron nuestros planes. Decidimos coger el coche y darnos una vuelta por la zona, hasta que sin saber muy bien como, llegamos a una zona alejada de la playa desde donde finalmente pudimos disfrutar de una puesta de sol que nuevamente volvía a dejarme sin palabras y que me servía para empezar a despedirme de la ciudad y del país, ya que el tiempo se nos acababa. 


Todavía quedaba uno de los platos fuertes del viaje, la visita a la península del Cabo. Llevábamos tres semanas recorriendo el país y estábamos a escasas horas de visitar uno de los lugares más emblemáticos de Sudáfrica, el Cabo de Buena Esperanza, así que muchas emociones se mezclaban mientras disfrutaba de la última puesta de sol en Ciudad del Cabo.

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