domingo, 23 de noviembre de 2014

Día 8 - Shigatse - Sakya Monastery - New Tingri

El día de hoy podíamos decir que era un día de aproximación. Teníamos nueve horas de coche hasta nuestro destino, el pueblo de New Tingri, el cual usaríamos como puerta de entrada al campo base de Everest, así que solo nos quedaba ponernos cómodos en nuestro vehículo y seguir deleitándonos con el paisaje que Tíbet nos regalaba.



Volvíamos a encontrarnos con un paisaje donde las altas montañas protegían a los campos de cultivo, mientras pasábamos por pequeñas aldeas donde sus habitantes trabajaban sus tierras prácticamente a mano. 


De repente hicimos una parada, ya que un cartel informativo nos recordaba que nos encontrábamos en el punto kilométrico 5.000 de la carretera que une la ciudad de Shangai con la frontera de Nepal.


Continuábamos ganando altura poco a poco, hasta que llegamos al primero de los dos pasos de montaña del día, el Tso la (4.536 mts). Cientos de banderas de oración coronaban el paso, mientras una ligera capa de nieve cubría parte de su montaña. 



Enseguida comenzamos el descenso y de nuevo el paisaje nos regalaba postales en forma de montañas, cielos y nubes de película.




Una vez bajamos el puerto de montaña, dos desviamos de la carretera principal en busca de Sakya Monastery, nuestra siguiente visita. Se trata de un monasterio con 900 años de historia, en el cual se encuentra una colección de obras de arte de gran valor, como sutras y otros tipos de manuscritos muy antiguos. 


Pero sin duda, a mi lo que más me gustó del monasterio fue el entorno donde se encuentra, ya que para llegar hasta él hay que adentrarse por una carretera entre montañas la cual nos regala unas vistas de ensueño. 



Visitamos el monasterio tranquilamente, subiendo a la terraza que rodea sus muros, desde la cual se obtienen unas bonitas vistas del propio monasterio, del pueblo en el que se encuentra y sus alrededores. La verdad que a estas alturas del viaje uno ya esta un poco saturado de tantos monasterios, así que un lugar con buenas vistas se agradece.




Una vez dimos por concluida nuestra visita, nos pusimos en marcha hacia nuestro siguiente destino, el pueblo de New Tingri. Después de varios días de tanto coche uno está cansado de él, pero el paisaje que se va encontrando por el camino recompensa las horas que hay que pasar dentro del vehículo. Tras un rato largo, volvíamos a subir nuestro segundo puerto de montaña del dia, el Gya Tso La (5.248 metros). Mientras subíamos el puerto, el tiempo comenzaba a cambiar rápidamente y enseguida comenzó a nevar. Una coronamos el puerto bajamos a ver el lugar, aunque la densa niebla no dejaba disfrutar de la panorámica del lugar. Una pena, ya que Tenchuong nos comentaba que se podían ver montañas de más de siete mil metros en días despejados. Otra cosa que fue curiosa fue el instantáneo dolor de cabeza que sufrimos nada más poner un pie en el suelo, y es que 5.248 metros de altitud son palabras mayores.



Tras las fotos de rigor emprendimos la marcha hacia New Tingri. Mientras bajábamos el puerto, a lo lejos empezamos a ver los primeros carteles informativos sobre el campo base de Everest. Se notaba que nos íbamos acercando cada vez más a su base.
Paramos en el arcén de la carretera, ya que Tenchuong nos comentó que este era un buen punto par ver las primeras vistas del Everest en días despejados, aunque hoy no era nuestro día de suerte, ya que aunque estuvimos parados esperando buen rato por si despejaba, ya que al parecer el tiempo aquí cambia rápidamente, la suerte no nos acompañó y tuvimos que dejar esa primera vez para otra ocasión. 


Era inevitable preguntarse si seríamos afortunados de poder ver el monte Everest en todo su esplendor, ya que la montaña es tan impredecible que te mantiene en vilo hasta el último momento, aunque esa respuesta tendría que esperar todavía un poco.
Llegamos a New Tingri a las 18:00 h, cansados de tanto coche pero con ganas de dar una vuelta para estirar las piernas. El pueblo resultó ser una calle de unos trescientos metros con varios restaurantes sin más, así que poco se podía hacer. Estábamos ya a las puertas de EBC (Everest Base Camp) y nos quedaban por delante dos días muy intensos. Solo necesitábamos un golpe de suerte con el tiempo para poder ver el monte Everest en todo su esplendor y todo sería perfecto. "¿Lo íbamos a tener?", no podía parar de hacerme esa pregunta....

No hay comentarios:

Publicar un comentario