domingo, 29 de julio de 2012

Día 24 – Regreso y despedida

Madrugamos para estar pronto en el aeropuerto, ya que nuestro avión salía a primera hora de la mañana. Par llegar no tiene pérdida, ya que el metro enlaza con la estación de tren que te lleva hasta él. En nuestro caso fuimos hasta la estación de Central de la Island Line, para una vez allí, enlazar con la línea Airport Express. Una vez llegamos al final de línea, vimos que en la propia estación de metro se puede facturar las maletas, así que como vimos que no había nada de cola, facturamos nuestras mochilas en un momento. Nos comentaron que para el tren al aeropuerto, era más económico comprar el billete de tren allí que pagar con la tarjeta octopus, así que eso hicimos. Una vez compramos los billetes de tren (80 HKD), fuimos a devolver la tarjeta octopus, que se puede devolver tanto en la estación de metro, como en la de tren, como en la estación del aeropuerto. Una vez nos devolvieron todo el dinero que nos quedaba en la tarjeta más el depósito, nos fuimos hacia el aeropuerto, y en unos 20 minutos, estábamos desayunando en él, esperando nuestro vuelo de regreso a casa.



Cuando uno hace un viaje como el que hicimos por China, uno tarda un tiempo en asimilar todo lo que vive. Mientras estás viajando, todo pasa muy deprisa. Es difícil darse cuenta de lo que te está pasando, ya que estás continuamente viviendo experiencias únicas, a la vez que tratas de ir preparando el día a día e ir salvando los obstáculos que van saliendo por el camino, ya que moverse por un país como China no es fácil. Son precisamente esas experiencias las que enriquecen un viaje así, las que llenan tu mochila y las que disfrutas pasado cierto tiempo. Son esos pequeños detalles los que duran para siempre en el recuerdo de un viaje, los cinco minutos que pasas buscando un autobús, los diez minutos que tardas en llegar a tu siguiente punto de partida, o los veinte minutos que estás perdido sin saber muy bien para donde tirar. Son esos momentos únicos que no se plasman en fotos los momentos con los que yo me quedo, los momentos que más recuerdas con el paso del tiempo, los momentos que solo se viven si uno está allí, y los que hacen que tu mochila pese mucho más cuando regresas a casa.  China es un país maravilloso. El decir que es un país y una cultura diferente resulta demasiado simple. Durante todo el tiempo que pasamos en él, vimos monumentos históricos, paisajes increíbles, rincones únicos, pero sin duda fue el trato con su gente lo que terminó por enamorarme de este país. Fue el día a día con ellos el recuerdo que, una vez  pasado ya cierto tiempo, persiste en mi memoria, y fueron ellos quienes gracias a su ayuda, hicieron posible que nuestro viaje saliese todo lo bien que salió. Un viaje así nunca termina, un viaje así siempre va contigo allá donde vayas, guardado siempre en un pequeño rincón de tu mochila.

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