miércoles, 5 de junio de 2013

Día 3 – Munich


Hoy era nuestro último día de visita a la ciudad. Hasta ahora no habíamos tenido mucha suerte con el tiempo, así que habíamos ido dejando la visita del centro de la ciudad día tras día, esperando algo de tregua, y nada más despertarme, compruebo que al menos de momento, la lluvia había parado, aunque para mi sorpresa, nada más salir a la calle, noto como un ola de frío me golpea en la cara. Tras recibir semejante bocanada de aire frío, decido comprobar la temperatura, no me lo puedo creer……..día 3 de Junio, y el termómetro marca 3 grados!!!!!! Definitivamente, este viaje está gafado por el tiempo.
Con mucho frío, y un cielo amenazando lluvia de un momento a otro, nos dirigimos hacia el centro, pasando por Karlsplatz, que da paso a la calle peatonal de Neuhauserstrasse, una de las calles más comerciales de la ciudad, y que nos conduce directamente al centro de la ciudad.



Una vez pasamos por su arco, nos desviamos a la derecha por Elsenmstrasse para ir hacia nuestra primera visita, la Asamkirche. Se trata de una pequeña iglesia barroca, que destaca porque prácticamente no queda hueco sin ornamentar entre sus muros, además del juego de luz y sombra, que crea una atmósfera muy particular.
Una vez llegamos a su puerta (no sin algo de ayuda, ya que nos costó un poco encontrarla), su fachada exterior no da muestras de la pequeña joya que nos encontramos nada más cruzar sus puertas.
 
Antes de visitarla, había visto muchas fotos sobre ella, pero he de confesar que una vez que la visité, considero imprescindible su visita. Sin duda, una pequeña joya escondida.  



Una vez visitamos Asamkirche, nos dirigimos de nuevo hacia el centro, para irnos directamente a visitar la Frauenkirche, uno de los iconos de la ciudad.


Se trata de la catedral de la ciudad, y tiene en sus torres, uno de los monumentos más característicos de la ciudad.  Sus torres pueden ser vistas desde todas las direcciones, ya que según una orden del consistorio de Munich, esta prohibido cualquier edificación por encima de ellas en el centro histórico. La catedral es muy grande, de hecho puede llegar a albergar hasta 20.000 personas, aunque su interior es muy simple.


Una de las atracciones de la Frauenkirche es la “Teufelstritt”, o pisada del diablo. Se trata de una huella de pisada que encontramos justo en la entrada de la catedral, antes de acceder a la nave principal. Según la leyenda, Jörg von Halspach, arquitecto de la obra, hizo un pacto con el diablo. Cuando el diablo  se enteró que iban a construir una iglesia tan grande, encolerizó de tal manera, que puso todos los medios posibles para evitar su construcción. El arquitecto, le propuso un pacto. Él se comprometía a construir una iglesia sin ventanas, a cambio de que el diablo permitiera su construcción y una serie de favores personales. La iglesia se construyó en un tiempo prodigioso para la época, veinte años. Una vez terminada la obra, el arquitecto condujo al diablo a un punto de la iglesia desde donde no puede verse ninguna ventana, ya que estas están tapadas por las columnas. Cuando el diablo descubrió que fue engañado, enfureció tanto que su huella quedó grabada en el suelo.
La huella, según parece, apareció al poco de construirse la catedral, y el hecho de que el arquitecto muriese poco después, contribuyó a alimentar la leyenda.


Tras visitar Frauenkirche, continuamos bajando por Kaufingerstrasse, que nos lleva directamente hacia el corazón de la ciudad, Marienplatz, con su Neues Rathaus (ayuntamiento nuevo), y su Glockenspiel (carrillón) como iconos principales.


Este carrillón, se trata del quinto más grande de Europa. Sus cuarenta y tres campanas pueden llegar a tocar hasta cuatro melodías diferentes, y sus treinta y dos figuras, representan complejos movimientos dignos de los mejores relojeros alemanes.
El Glockenspiel se puede ver todos los días a las 11:00 h y 12:00 h en horario de invierno, y a las 11:00 h, 12:00 h y 17:00 h, en horario de verano.
 

Una vez visitamos Marienplatz, y como todavía faltaban más de cincuenta minutos para ver el Glockenspiel, decidimos subir a Alter Peter para tener unas de las mejores vistas de la ciudad. Alter Peter (iglesia de San Pedro), está considerado el edificio más antiguo de la ciudad.


Su visita merece la pena, ya que la iglesia posee unos frescos muy bien pintados, pero sin duda, su mayor virtud destaca en su torre, que con una altura de 91 metros, ofrece una de las mejores vistas panorámicas de la ciudad. Para subir a la torre, la entrada se encuentra fuera de la iglesia, en uno de sus laterales, y tras subir sus 302 escalones, obtenemos unas vistas que bien merece la pena el esfuerzo (entrada a la torre de San Pedro, 1,50 euros). Una vez arriba, decidimos esperar aquí para ver el Glockenpiel, aunque creo que es mucho mejor verlo desde la Marienplatz.




Una vez terminado, bajamos la torre y nos vamos dirección Maximilianstrasse, la calle comercial más lujosa de Munich. La calle en sí, no tiene más que tiendas de lujo, así que al menos yo, no le encuentro ningún atractivo especial.
Una vez la visitamos, nos dirigimos hacia Viktualienmarkt, un mercado al aire libre donde se puede encontrar todo tipo de comida. Lo que empezó como un simple mercado para campesinos, hoy en día es el centro gastronómico más importante de la ciudad. Mientras íbamos camino de Viktualienmarkt, la tregua que nos había dado la lluvia llegaba a su fin, así que el pasear por la ciudad con el frío y la lluvia, se convierte en una tortura. El mercado es un sitio ideal para ir a comer, lo cual era nuestra intención, ya que además de los montones de puestos de comida que ofrece, dispone de mesas donde poder sentarse, aunque no hace falta decir que con el día que hacía, las mesas ni siquiera estaban montadas. Además de puestos de comida, en el mercado podemos encontrar varios puestos de frutas, jabones artesanales, adornos navideños, flores….un montón de puestos que la convierten en una visita muy agradable e imprescindible.





Ya que nuestra idea de comer en Viktualienmarkt queda descartada, nos dirigimos hacia la cervecería Hofbräuhaus a hacer un pequeño descanso y tomarnos una cerveza, esperando que el tiempo nos vuelva a concedernos una pequeña tregua para ir a realizar nuestra siguiente visita, el Englischer Garten (El Jardín Inglés).
Ni que decir que volvemos a pasar otro rato encantador en Hofbräuhaus, ya que al ser lunes, la cervecería está mucho más tranquila que en nuestra primera visita del sábado. 
Después de tomar una rica cerveza negra (Dunkel), decidimos seguir con nuestras visitas del día, así que nos dirigimos hacia Englischer Garten, pasando por la Residenz que visitamos ayer, y accediendo al parque por la zona de Prinzregenten.


Ni que decir que la visita queda totalmente condicionada por el tiempo, ya que el frío y la lluvia no nos dejan disfrutar de este auténtico pulmón verde. Se trata de uno de los parques urbanos más grandes del mundo, más extenso incluso que el Central Park de Nueva York, y que Hyde Park en Londres.


Nuestra primera intención era alquilar unas bicicletas y pasear por el parque, aunque esta idea quedó descartada, así que decidimos dar un paseo por él, ya que la zona es un lugar muy tranquilo y donde hay montones de caminos para recorrer. Dentro del parque podemos encontrar varios edificios, como el Chinesischer Turf o Pagoda China, con una terraza o Biergärten donde poder tomar una cerveza si el tiempo acompaña, o una Casa de Té Japonesa.


Otro de los atractivos del parque, es la zona de los surfistas. Se trata de un pequeño rincón del parque donde los surfistas tienen una zona habilitada para ellos, con una ola artificial, donde practican su deporte en cualquier época del año. Teniendo en cuenta el día que hacía, pensábamos que no encontraríamos a nadie haciendo surf, pero para nuestra sorpresa, al llegar al lugar, nos encontramos con tres surfistas practicando, y tengo que decir que dos de ellos, unos auténticos cracks.



Tras estar un buen rato viendo a los surfistas, nos fuimos andando de nuevo hacia Marientplatz, y con el frío que teníamos en el cuerpo, nos sentamos en el Café Woeuner’s, en la misma plaza, a tomar un chocolate caliente. Mientras nos calentábamos con el chocolate caliente, de nuevo el carrillón de Neues Rhataus comenzó a tocar, ya que eran las 17:00 h, así que volvimos a verlo, esta vez desde la misma plaza, donde comprobamos que las vistas de Glockenspiel son mucho mejores que desde la torre de Alter Peter. Después de volver a ver el carrillón, teníamos pensado de ir a visitar la zona olímpica, el Olympiapark, aunque el frío y la lluvia nos quitó las ganas, así que finalmente decidimos dejar la visita para otra futura visita a la ciudad.
Estuvimos dando un paseo por el centro, hasta que decidimos irnos a dejar las mochilas e irnos a tomar unas cervezas.
Para continuar nuestra ruta cervecera, decidimos ir a la Augustiner que hay en Kaufingerstrasse, que nos queda bajando a la derecha. Se trata una de las Augustiner más grandes de la ciudad, y como siempre, tanto la comida, como sobre todo la cerveza, excelentes. Una vez en la Augustiner, decidimos celebrar nuestra fiesta Muniquesa particular, como no, con salchichas y mucha cerveza!!!!! Como curiosidad, al pedir las salchichas, la camarera nos comentó que esos platos eran para desayunar, pero como nosotros teníamos muy claro que nuestra fiesta Muniquesa la íbamos a celebrar si o si, finalmente nos trajeron las salchichas. 
 

Después de celebrar nuestra pequeña fiesta, nos fuimos directos a nuestro hostel, ya que al día siguiente nos esperaba uno de los platos fuertes del viaje, el castillo de Neuschwanstein. Nos daría el tiempo una tregua para disfrutar del castillo???? Esa noche fue la pregunta del millón.

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