lunes, 12 de enero de 2015

Día 9 - Trekking ABC (Tikhedhunga - Ghorepani)

Despertábamos en Tikhedhunga mucho antes de la hora prevista, ya que desde las cinco de la mañana, nuestras vecinas las coreanas formaban una orquesta de ruido en la habitación de al lado que hacía imposible conciliar el sueño.
A las 6:30 h bajábamos a desayunar y como siempre, las dueñas y cocineras del albergue nos recibían con una sonrisa. Tras pasar un rato con ellas en los fogones, el desayuno estaba listo. Hoy íbamos a desayunar por primera vez el que sería nuestro desayuno oficial durante todo el trekking al que llamaríamos "churro nepalí".


Se trata de una masa como la de nuestros churros, acompañada por miel y mermelada. Además en el día de hoy nuestras anfitrionas nos habían preparado una tortita de plátano y black tea, auténtica gasolina para la larga jornada que teníamos por delante.


Tras el suculento desayuno, foto de despedida con toda la familia y nos poníamos en marcha hacia nuestro destino del día, el pueblo de Ghorepani. Por delante teníamos una de las jornadas más largas del trekking, unas siete u ocho horas de pateada donde subiríamos un desnivel de 1.400 metros.


Empezábamos nuestra ruta a las 7:30h y enseguida llegábamos a una de las partes más famosas de esta etapa, un tramo del recorrido en el cual se dice que hay más de cuatro mil escaleras.


Comenzábamos a subir sin prisa pero sin pausa, a un ritmo suave pero constante, mientras nos cruzábamos con otros viajeros, guías y porteadores que subían y bajaban por el mismo camino.


Además de viajeros, cada cierto tiempo nos teníamos que apartar del camino para dejar paso a burros de carga que bajaban ágilmente las empinadas escaleras, guiados por sus dueños de una forma poco agradable.


El camino es entretenido, ya que nunca se está solo del todo, mientras íbamos dejando atrás poco a poco un peldaño tras otro. Seguíamos con nuestro ritmo constate y de repente Annapurna Sur se dejaba ver tímidamente cubierto de nubes. El día de hoy había amanecido algo nublado, cosa que agradecíamos enormemente, ya que para un día como hoy era perfecto evitar el calor sofocante del día anterior.


Decidimos parar a beber algo fresco mientras disfrutábamos de unas vistas sobre Annapurna sur sentados en una terraza. El lugar era perfecto.


Tras el descanso nos poníamos de nuevo en marcha y seguíamos subiendo escaleras tranquilamente hasta que llegamos al pueblo de Banthanti, lugar en el que decidimos parar a comer. Ahora era el Machhaphuchhare quien nos regalaba unas vistas preciosas del lugar.


Tras la deliciosa comida, encarábamos la última parte de las escaleras y casi sin darnos cuenta dejábamos atrás esta parte del camino.



Ahora nos adentrábamos en una frondosa selva. El paisaje había cambiado radicalmente. Costaba creer que nos encontrábamos en Nepal, ya que la zona en la que nos encontrábamos se parecía más a cualquier selva perdida del Amazonas que a la región de Annapurna. Árboles enormes, musgo, setas, piscinas naturales.... un regalo para la vista y nuestro cuerpo, ya que el fresco de la zona hacía que caminar por ella fuese una delicia.



Seguimos tranquilamente nuestro camino entre risas y descansos, sin prisa pero sin pausa, hasta que casi sin darnos cuenta llegábamos a nuestro destino después de siete horas y media de pateada. Estábamos en Ghorepani, a 2.900 metros de altitud. Un bonito cartel nos daba la bienvenida.


Se trata de un pueblo más grande lo que nos habíamos encontrado hasta ahora. Fuimos a buscar nuestro albergue, el cual estaba situado casi en lo más alto del pueblo. Desde su terraza se podía disfrutar de unas vistas privilegiadas de la zona, incluido un ochomil, el Dhaulagiri (8.167 mts), aunque no estábamos de suerte, ya que las densas nubes tapaban todas las montañas que teníamos delante nuestro. Aún así, el ambiente montañero del pueblo nos atrapó nada más llegar a él.




Dejamos nuestras mochilas en la habitación y nos fuimos rápidamente a calentarnos a la chimenea del comedor. A esas horas del día el frío comenzaba a hacer acto de presencia. Aprovechamos que aún quedaba un poco para la hora de la cena para dar una vuelta por la mini plaza del pueblo. Poco a poco iban llegando más viajeros a Ghorepani, y es que este es uno de los puntos más conocidos y parada casi obligatoria del trekking. No hacía tarde para estar fuera del refugio, así que volvimos rápidamente a él para entrar en calor.


Llegó la hora de la cena y de nuevo la calidad de la comida era excelente. Nos pedimos una de las especialidades de la zona, Sezzler. Una pechuga de pollo flambeada con ron, champiñones, patatas fritas y ensalada. Ideal para recuperar fuerzas después de un día de pateada.
Al día siguiente nos esperaba la visita a Poon Hill, uno de los puntos más turísticos de la zona, desde el cual se obtienen unas vistas privilegiadas de la cordillera de los Annapurnas y el Dhaulagiri, aunque a última hora de la tarde comenzó a llover. Las previsiones no eran buenas, aunque teníamos la esperanza de poder disfrutar al día siguiente de uno de los días más esperados del trekking.





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