En nuestro tercer día en Beijing
teníamos uno de los platos fuertes de nuestro viaje a China, posiblemente uno
de los iconos más representativos del país, su famosa muralla.
La Gran Muralla se
empezó a construir en el siglo V a.c. y su construcción y reconstrucción duró
hasta el siglo XVI. Su misión era la de proteger la frontera norte del imperio
Chino durante las sucesivas dinastías imperiales de los ataques de los nómadas
xiongnu de Mongolia y Manchuria.
Contando sus ramificaciones y construcciones
secundarias, se calcula que llegó a tener más de 21.000 km de largo,
aunque hoy sólo se conserva un 30% de ella. Gran parte de la muralla tiene fama
de ser el mayor cementerio del mundo, ya que se calcula que unos 10 millones de
trabajadores murieron durante su construcción. No se les enterró en el muro en
sí, sino en sus inmediaciones.
Desde julio de 2007 forma parte
de una de las siete nuevas maravillas del mundo.
Para visitar la muralla tenemos
tres posibles puntos de visita. Los sectores de Badaling, Mutianyu y
Jinshanling.
Badaling es la parte más cercana
a Pekín, pero también es la más visitada. Se trata de un sector de muralla
totalmente rehabilitado, pero que al ser el tramo más cercano a la ciudad,
suele estar masificado de gente. Creo que si se quiere visitar la muralla con
algo de tranquilidad hay que evitar este tramo a toda costa. Las mejores
opciones son Mutianyu y Jinshanling. Mutianyu es un tramo que está más alejado
de la ciudad que Badaling, pero que se puede visitar en transporte público por
tu cuenta, o buscar algún tour organizado en cualquier hostel o agencia de la
ciudad. Al final de la entrada dejo puesta la información de cómo llegar a
Mutianyu en transporte público, que aunque nosotros no fuimos, seguramente
pueda ayudar a alguien. Nosotros para visitar la muralla nos decidimos
finalmente por el sector de Jinshanling, el sector más alejado de los tres. Lo
que nos llevó a visitar este sector fue que este se encuentra sin restaurar,
con lo cual, en gran parte de su recorrido la muralla se encuentra en su estado
original.
De hecho, durante su recorrido te encuentras con tramos en muy mal estado, y aunque no se requiere de una condición física excelente para realizarlo, sí es más exigente físicamente que el tramo de Mutianyu. Uno de los mayores atractivos de visitar este sector es que está muy poco visitado, así que si quieres visitar la muralla y encontrarte sólo en muchos tramos de ella, sin duda te recomiendo que visites Jinshanling.
Originalmente este tramo tiene
una distancia de 10 km,
y se recorre la parte de la muralla entre Simatai y Jinshanling.
Lamentablemente Simatai está cerrada al público por reformas desde 2010, y se
prevé su apertura a comienzos del 2013, así que en el momento en que nosotros
visitamos la muralla, el tramo que estaba abierto era el de Jinshanling, de 6 km.
Las sensaciones que tiene uno al
andar a través de la muralla son únicas. De repente te ves andando a través de
esa serpiente de ladrillo que repta a través de montañas infinitas formando un
paisaje indescriptible. Sin duda, uno de esos lugares que dejan huella a todo
aquel que lo visita.
Para visitar esta parte de la
muralla es bastante complicado llegar en transporte público, ya que la zona es
la más alejada de la ciudad, así que para hacer la visita, tras mucho leer en
foros, me decanté por hacer la visita con el hostel Beijing Backpackers
Downtown (280 ¥ ). Está todo muy bien organizado, ya que sales en bus desde
la puerta del hostel, y una vez llegado allí, aunque hay un guía que hace el
recorrido por si alguien tiene algún problema, te dejan a tu aire con tiempo
suficiente para recorrer la muralla y disfrutar de ella, sin agobios de tiempo
ni nada. Una de las cosas que me hizo decidirme a hacer el tour con ellos es
que no te llevan a fábricas ni tiendas como suelen hacer otros tours de la
ciudad, así que si alguien tiene previsto hacer un tour a La Gran Muralla, recomiendo que se
asegure antes de estos pequeños detalles. El tour dura desde las 9’00 h que
sale el bus hasta las 17’00 h más o menos que llegas de regreso a Beijing. El
trayecto hasta la muralla dura unas 2 h más
o menos, y unas 3’30 – 4 h más o menos en la muralla, tiempo suficiente
para recorrerla tranquilamente y hacer todas las fotos que quieras.
Después de la visita a la muralla,
nos fuimos a visitar el mercado de la seda, el paraíso de las imitaciones. Este mercado es uno de los más famosos de
Pekín, donde se puede encontrar cualquier cosa, desde relojes, ropa de primeras
marcas, gafas de sol, colonias…de todo. La verdad que en el poco rato que
estuvimos vimos falsificaciones muy logradas, tanto que a simple vista costaba
diferenciar si era imitación o no. El mercado es conocido también por ser el
lugar del regateo puro y duro. Los vendedores suelen ser bastante agresivos a
la hora de vender, llegando a cogerte del brazo y montar espectáculos
estudiados al milímetro. Algo que me llamó la atención es que sólo con verte,
muchas veces ya saben de dónde eres, y comienzan a chapurrear cuatro palabras
en español, lo cual te hace ver las tablas que tienen todos. Siempre empiezan
con precios disparatados, pero dependiendo de la habilidad de cada uno en el
arte del regateo (la mía es del todo nula), se puede conseguir precios más que
interesantes. Para tener más o menos una idea, se suele conseguir precios 10 veces
menos del precio de salida, aunque llegar hasta ahí puede ser más que agotador.
Una vez dimos una vuelta por el
mercado, nos dimos un pequeño capricho y nos fuimos a cenar a uno de los
restaurantes más recomendados en la ciudad para comer el famoso pato laqueado,
el restaurante Da Dong.
El sitio no es barato, y menos si lo comparamos con el precio medio de cualquier restaurante de la ciudad, pero el sitio merece mucho la pena, y el pato no hace falta decir que estaba exquisito. Para hacerse una idea, un pato y dos cervezas 309 ¥, con uvas de regalo de postre. El restaurante es totalmente recomendable, y para llegar cogimos el metro hasta la parada de metro Dengshikou de la línea 5 (salida C). Al salir, buscamos la calle DongDan y bajamos hasta el cruce con Jimbao street, giramos a la izquierda y enseguida nos encontramos con el edificio Jimbao Place. El restaurante se encuentra en la quinta planta del edificio.
El sitio no es barato, y menos si lo comparamos con el precio medio de cualquier restaurante de la ciudad, pero el sitio merece mucho la pena, y el pato no hace falta decir que estaba exquisito. Para hacerse una idea, un pato y dos cervezas 309 ¥, con uvas de regalo de postre. El restaurante es totalmente recomendable, y para llegar cogimos el metro hasta la parada de metro Dengshikou de la línea 5 (salida C). Al salir, buscamos la calle DongDan y bajamos hasta el cruce con Jimbao street, giramos a la izquierda y enseguida nos encontramos con el edificio Jimbao Place. El restaurante se encuentra en la quinta planta del edificio.
Al salir del restaurante nos
fuimos directamente al hostel, ya que al día siguiente teníamos un día intenso
con la visita de La Ciudad Prohibida
como plato fuerte.
LA MURALLA, SECTOR MUTIANYU
Para quien esté interesado en visitar el sector de Mutianyu de la muralla por su cuenta, yo tengo esta información al respecto:
Tomar el metro línea 2 y bajarse en Dongzhimen. Una vez salimos de la estación, buscamos el bus número 916 desde la estación de buses que está al lado del metro. Bajarse en la última parada del bus, Huairou, y una vez allí, taxi hasta Mutianyu. Sobretodo hay que asegurarse que sea la última parada, ya que suelen intentar que bajes antes para tener que coger taxis más alejados y por consiguiente más caros. En temporada alta, al parecer el bus 936 llega hasta la muralla.
LA MURALLA, SECTOR MUTIANYU
Para quien esté interesado en visitar el sector de Mutianyu de la muralla por su cuenta, yo tengo esta información al respecto:
Tomar el metro línea 2 y bajarse en Dongzhimen. Una vez salimos de la estación, buscamos el bus número 916 desde la estación de buses que está al lado del metro. Bajarse en la última parada del bus, Huairou, y una vez allí, taxi hasta Mutianyu. Sobretodo hay que asegurarse que sea la última parada, ya que suelen intentar que bajes antes para tener que coger taxis más alejados y por consiguiente más caros. En temporada alta, al parecer el bus 936 llega hasta la muralla.
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