sábado, 21 de septiembre de 2013

Día 6 – Parque Kruger – Drakensberg (Kestell)

Último día en Kruger. Nos despertábamos bien temprano, ya que para hoy teníamos nuestra última actividad en el parque, el Sunrise Drive. Se trataba de un safari de tres horas de duración que empezaba a las 5:30 h, así que a las 5:15 h estábamos esperando en el punto de encuentro con un frío que daban ganas de irse corriendo a la cama de nuevo. Aún decepcionados con la suerte del día anterior, teníamos tres horas por delante para intentar que nuestra suerte cambiase y pudiésemos ver algún rinoceronte o león, ya que hasta ese momento, ni rastro de ellos. El safari empezó puntual y empezamos a recorrer diferentes caminos y carreteras de tierra por los alrededores de nuestro campamento. 


De nuevo la mala suerte nos perseguía, ya que durante la primera hora y parte de la segunda no habíamos visto más que algún grupo numeroso de Impalas (creo que durante los dos días que estuvimos en el parque vimos las más de 90.000 Impalas que nos dijeron que se estimaban que había una por una) y algún elefante.


No podía creer que no fuésemos a ver ni un solo animal de nuevo, pero cuando ya empezaba a resignarme y a pensar que nos íbamos a ir de Kruger de vacío, nuestra suerte cambió de golpe y mientras circulábamos por un camino de tierra, a lo lejos entre unos matorrales vimos una enorme masa moverse hacia nosotros, apareciendo de repente de entre esos matorrales un enorme rinoceronte. 


La imagen he de reconocer que me dejó sin palabras. De repente teníamos delante nuestro un enorme rinoceronte, y encima tuvimos suerte, ya que el animal estuvo mucho rato muy cerca nuestro, ya que tenía intención de cruzar la carretera por delante de nuestro vehículo y estuvo un buen rato dudando si hacerlo o no. Finalmente se decidió, dejando una imagen impresionante. 


Estaba de suerte, ya que el rinoceronte era el animal que más ganas tenía de ver y era el único de los Big Five que me faltaba por ver, ya que al resto los pude ver en mi viaje a Tanzania.
Los Big Five (los cinco grandes) son como se conocen a cinco de los animales más representativos de África (Rinoceronte, Búfalo, Elefante, León y Leopardo) y son los animales que todo el mundo espera ver en cualquier safari (también podríamos incluir al Guepardo y quizás al Hipopótamo).
Aún eufóricos por lo que acabábamos de ver, seguimos nuestro camino sin poder dejar de comentar lo impresionante que había sido, cuando un coche parado en frente de una montaña nos avisa que han visto un par de leonas con sus cachorros.


Estuvimos un buen rato parados esperando que asomasen, ya que desde donde estábamos parados se veían muy lejos, cuando de nuevo la suerte nos sonreía y las leonas con sus cachorros decidían bajar de la montaña y pasar justo por delante de nuestro vehículo, dejando de nuevo imágenes impresionantes. 




Una vez se perdieron entre los matorrales, emprendimos nuestro viaje de regreso a Skukuza, donde nos volvimos a encontrar alguna hiena, varios buitres y un par de jirafas. Con esto dábamos por concluida nuestra experiencia en Kruger. 



Aún reconociendo como ya he comentado anteriormente que no soy gran admirador de los safaris, tengo que decir que los dos días que estuvimos en Kruger no estuvieron mal, ya que el parque está muy bien organizado y se pueden hacer muchas actividades que hacen agradable su visita. Una cosa que no me gustó mucho fue la cantidad de arbusto que hay en el parque, ya que dificulta mucho el ver a los animales, pero para alguien que no haya estado nunca de safari, entiendo que debe visitarlo.
Tras nuestra visita a Kruger emprendíamos de nuevo un largo viaje hacia nuestro siguiente destino, las montañas Drakensberg (montañas del dragón en afrikáans).
Se tratan de las montañas más altas de Sudáfrica, llegando en su zona más alta (Thabana Ntlenyana) hasta los 3482 metros. Se extienden unos mil kilómetros por la zona interior del país, y hacen frontera con el reino de Lesotho. La nieve es frecuente en invierno, y la lluvia y la niebla son muy frecuentes durante todo el año. Es una zona en la que podemos encontrar muchos trekkings y zonas de escalada, además de muchas actividades relacionadas con la montaña. Teníamos pensado pasar tres días en la zona, dedicando uno de ellos a visitar el reino de Lesotho, y los otros dos a realizar alguno de los muchos trekkings que se pueden realizar, pero para llegar hasta nuestro backpacker de Kestell, Karma Backpackers (el lugar que habíamos decidido usar como base para visitar la zona), situado muy cerca de Royal Natal teníamos un largo viaje de 700 kilométros por delante. El viaje nos iba a llevar todo el día, así que sobre las 9:00 h salimos de Kruger y nos fuimos dirección Hazyview por la R536. Tras unos kilómetros por la R536, nos encontramos con el desvío para tomar la R40 dirección White River, y tras un rato por la R40, nos desviamos por la N4 dirección Machadodrop-Emalahemi. Una vez cogimos la N4 (dos peajes de 67 y 45 Zar), debíamos volver de nuevo a Johannesburgo y una vez allí, coger la N3 dirección Durban, todo muy sencillo. Mientras regresábamos a Johannesburgo, el coche de alquiler llevaba varios días dando problemas con el cambio de marchas, así que aprovechamos que nos pillaba de paso y fuimos a la oficina de Hertz del aeropuerto a que nos cambiaran el coche. Todo esto nos hizo perder bastante tiempo, y para colmo, al salir del aeropuerto sin saber muy bien como, en lugar de meternos directamente en la autopista dirección Durban, aparecimos en el centro de Johannesburgo. Todo lo que había leído sobre lo peligroso que era Johannesburgo lo vi reflejado en los quince minutos que estuvimos medio perdidos por sus calles. De repente nos encontramos en una ciudad donde a simple vista se podía ver que aquel no era un buen sitio para perderse. Calles sucias y abandonadas, miradas poco hospitalarias, un lugar que invitaba a salir de allí lo antes posible. En realidad no tuvimos ningún problema, y tras preguntar en un par de gasolineras por la N3 dirección Durban, nos indicaron muy amablemente, pero yo no quería tentar mucho a la suerte, así que tras varias vueltas conseguimos encontrar nuestro destino y nos pusimos en marcha. Por delante nos quedaban casi 300 kilómetros. En la N3 encontramos dos peajes (36 y 50 Zar), y tras un rato por ella, nos desviamos por la R714, para luego enlazar con la R57, carretera que nos  llevaría hasta Kestell. Una vez llegamos, buscamos nuestro backpacker, Karma Backpackers, sin duda alguna la joya del viaje. 


No suelo hablar de los alojamientos que nos hospedamos en las entradas, ya que suelo comentarlos en el apartado de alojamientos del blog, pero me gustaría hacer una excepción con Karma Backpackers. Llegamos bastante tarde, ya que todo el tema del cambio de coche y demás aventuras nos había hecho perder bastante tiempo, y su anfitriona, Vera Ann (una mujer encantadora) ya no nos esperaba. Durante toda nuestra estancia nos ayudó en todo momento a preparar nuestros trekkings y visitas de la zona, nos abrió las puertas de su preciosa casa y nos hizo sentir como si fuésemos parte de ella. Teníamos pensado quedarnos dos noches y finalmente nos quedamos tres. Sin duda una de esas pequeñas joyas que uno encuentra prácticamente sin querer y que uno recuerda como una parte más del viaje.
Hablamos con Vera sobre nuestra intención de subir a The Amphitheater al día siguiente y nos estuvo ayudando a preparar el trekking. Después de cenar me senté al calor del fuego mientras me tomaba un Rooibos bien caliente. 


En el comedor de la casa, coincidimos tres o cuatro viajeros que estuvimos charlando un rato, y finalmente Vera se unió a nosotros. La conversación acabó con Vera dando su opinión y hablando un poco sobre la época del Apartheid, dejando ver lo difícil que era para una persona blanca estar en contra de esa ley. Se creó una atmósfera tan agradable que aunque muy cansado como estaba, me resistía a abandonar aquel rincón, pero finalmente el cansancio pudo conmigo y tuve que marcharme a dormir. 






  









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