sábado, 22 de noviembre de 2014

Día 5 - Lago Namtso (Namtso Lake)

Cuando comencé a preparar nuestro viaje a Tíbet, me puse en contacto con varias agencias para preparar el itinerario que más o menos tenía en mente. Casi todas ellas ofrecían el itinerario estándar de la Ruta de la Amistad, el cual consistía en los tres días que habíamos hecho hasta ahora en Lhasa, más la ruta hasta el campo base de Everest y final en la frontera de Nepal. Hasta aquí bien, ya que era lo que entraba en mi idea de viaje, pero buscando información sobre el país, encontré un lugar que enseguida me llamó la atención, el lago Namtso, uno de los lagos sagrados de Tíbet. Nada más ver las primeras fotos del lugar, enseguida pensé que tenía que visitar ese lugar. 


Hablé con Dhondup para ver si podíamos añadir un día extra para visitarlo, e incluso le planteé la idea de pasar una noche allí, ya que comentarios que había leído por los foros viajeros recomendaban esa experiencia. Dhondup me comentó que no recomendaba pasar noche allí, ya que por las fechas en las que íbamos (principios de octubre), corríamos el riesgo de pillar una nevada copiosa por la noche y quedarnos atrapados allí hasta que la nieve se derritiese, y es que el lago Namtso se encuentra a 4.718 metros de altitud. Enseguida descartamos el dormir allí, sin embargo Dhondup nos comentó que podíamos hacer la excursión hasta el lago en un día y volver a dormir a Lhasa. En un principio tuve dudas de si merecería la pena ir hasta allí en un día, ya que había leído que había unas cinco horas en coche, pero me resistía a no visitar un lugar como ese. Finalmente decidimos ir a visitarlo, así que añadimos un día más a nuestra ruta para visitar Namtso lake.
Ese día había llegado hoy, así que tras varios días de visitas a monasterios, hoy íbamos a hacer algo diferente, cosa que se agradecía.
El lago Namtso se encuentra a 112 kilómetros de Lhasa. Es un lago de agua salada, y su nombre significa literalmente "lago celeste", siendo un lugar sagrado para el budismo tibetano, y como ya he comentado antes, se encuentra a una altitud de 4.718 metros. Como curiosidad, el lago tiene cinco islas deshabitadas de cierto tamaño. Estas islas han sido utilizadas para el retiro espiritual de los peregrinos que caminan sobre la superficie congelada del lago al final del invierno, llevando alimentos con ellos. Pasan el verano, capturan algo de pescado y regresan a la costa de nuevo cuando el lago vuelve a congelarse el invierno siguiente, aunque esta práctica no está autorizada por el gobierno chino.
Salimos puntuales a las 7:30 h rumbo al lago. Nada más salir de Lhasa, primer control policial, y es que en el día de hoy llegué a perder la cuenta de los controles que llegamos a pasar. Unos de velocidad, otros de permisos..... una vez hecho el recorrido entiendes como puedes tardar cinco horas en hacer un trayecto de 112 kilómetros.


Otra de las cosas que me llamó mucho la atención fue que en la cuneta de la carretera nos íbamos encontrando tiendas de campaña ocupadas por militares que hacían ver claramente que estos vivían en ellas permanentemente. Lo llamativo era que entre una tienda de campaña y otra no había más de un kilómetro. Cada día me sorprendía más la represión que hay en el país. De nuevo la indignación se apoderaba de mi.
El camino se hace bastante ameno, ya que conforme íbamos avanzando, el paisaje comenzaba a cambiar radicalmente y las grandes montañas comenzaban a aparecer tímidamente. 


Hicimos varias paradas para descansar y hacer fotos, mientras íbamos ganando altura poco a poco. Cuando ya estábamos por encima de los 4.000 metros, los primeros rebaños de yaks se dejaban ver, regalándonos imágenes preciosas de las grandes praderas tibetanas. Todo un regalo a la vista.
En una de las paradas del camino, ya a 4.500 metros, primer encuentro cara a cara con una de las montañas sagradas de Tíbet, Nyenchen Tanglha (7.162 m.). 



Lo que me parecía más increíble de todo lo que estaba viendo es que la montaña que teníamos justo delante nuestro, una montaña de más de siete mil metros, se encontraba a pie de carretera. Y es que Tíbet nunca deja de sorprenderte.
Continuamos nuestro camino ganando altura y deleitándonos con los paisajes que nos regalaba la carretera, hasta que llegamos a la entrada del Parque Nacional de Namtso Lake. 


Tras los correspondientes trámites de entrada, nos pusimos en marcha. Nada más pasar la entrada, enseguida comenzamos a encontrarnos mucha nieve por la zona, y es que sin duda era la mejor advertencia que comenzábamos a estar por encima de los 5.000 metros de altitud. A estas alturas del viaje, el lugar y el paisaje me tenían completamente enamorado. 


Poco a poco llegamos hasta el paso más alto del parque, el paso La Ghen Lha, a 5.190 metros, desde donde se obtienen las primeras vistas de Namtso lake. Bajamos a hacer unas cuantas fotos y disfrutar de las primeras vistas del lago, aunque con un viento y un frío que hacían muy difícil de conseguir ninguna de las dos cosas. 




Una vez comenzamos el descenso, bajamos hasta los 4.700 metros, mientras la belleza del lugar poco a poco nos iba dejando sin palabras. Llegamos al aparcamiento del lago, y enseguida nos pusimos a subir la pequeña montaña que  hay justo delante de este. El esfuerzo en la subida se hace notar, ya que no hay que olvidar que estamos por encima de 4.700 metros de altitud, pero la recompensa es más que merecida.
Miles de banderas de oración soplando al viento te dan la bienvenida y te dejan entrever tímidamente la maravilla que tienes delante tuyo, el lago Namtso en todo su esplendor. 


Su intenso color azul, sus altas montañas nevadas al otro lado de la orilla, el cielo y las nubes que parecen dibujadas por las manos de alguien, la luz que desprende el lugar, sus miles de banderas de colores repartiendo sus oraciones al viento, simplemente puedo decir que aquel era un lugar mágico, irreal. Era imposible que un lugar así existiese. Recorrimos toda la montaña de punta a punta sin poder dejar de mirar hipnotizados su belleza.






Tras un rato de disfrute personal, de dejarse impregnar y disfrutar de la espiritualidad del lugar, bajamos a la orilla del lago, donde pudimos seguir disfrutando de un sitio como este, esta vez viendo a pequeñas manadas de yaks recorrer sus frías y tranquilas aguas. 



Justo debajo de la montaña donde habíamos estado paseando, se encuentran unas cuevas donde podemos encontrar casas de los lugareños que habitan en el lago. Nos fuimos a pasear por esta parte de la montaña, donde además de casas, encontramos un monasterio budista esculpido en la roca. 



Nuestra visita llegaba a su fin, ya que aún nos quedaba el camino de regreso a Lhasa. Tras cuatro horas de paz y armonía absoluta, dábamos por concluida nuestra visita.
El regreso se hizo bastante pesado, ya que de nuevo tardamos casi cinco horas en llegar a Lhasa, aunque la recompensa de haber visitado un lugar como Namtso Lake hacen que cualquier esfuerzo merezca la pena. Si alguien tiene pensado visitar Tíbet, no puede perderse un lugar como este.

No hay comentarios:

Publicar un comentario