Nuestros planes para el día de
hoy habían cambiado un poco, ya que en un principio teníamos pensado terminar
el día en Bhaktapur y pasar la noche allí, pero como teníamos la noche de hoy
reservada en Kathmandu Guest House de Thamel, íbamos a dejar la visita de
Bhaktapur para el día siguiente.
Hoy íbamos a visitar el templo de
Pashupatinath, luego continuaríamos con el monasterio de Kopan y finalmente
acabaríamos nuestra ruta de hoy en Gokarna Mahadev, aunque tuvimos que cambiar
esta ruta por fuerza mayor. En el día de ayer habíamos pactado con un taxista
que nos llevaría a todos ellos por 4.000 rupias, precio que nos incluía disponer
del coche a nuestra disposición para todo el día.
Nuestra primera visita del día
era Pashupatinath, así que salimos de Thamel a primera hora del día, ya que
recomiendan visitar el templo temprano. A las 7:00 h nos poníamos en marcha
hacia el templo y en poco más de veinte minutos llegamos a nuestro destino.
El templo de Pashupatinath es uno
de los templos hindúes del dios Shiva más importantes del mundo, de hecho está
considerado el más sagrado de los templos de Shiva. Se encuentra a orillas del
río Bagmati, afluente del río Ganges, en el cual los fieles se sumergen para
purificarse. Además este templo es conocido por sus rituales de incineración.
Es un templo muy frecuentado por Sadhus, aunque algunos de ellos me cuesta
creer que sean Sadhus auténticos, ya que están más por la labor de sacar dinero
al turista que otra cosa.
Solo los hindúes tienen permitido el acceso al
recinto principal, mientras que los turistas tienen permitido el acceso al
recinto pero desde el otro lado del río. Se pueden sacar fotos del templo y del
recinto, siempre que sean desde la orilla opuesta y lógicamente respetando el
dolor de la familia.
Llegamos a primera hora de la
mañana a las puertas del templo y enseguida nos vimos inmersos en el bullicio
del lugar. Montones de puestos ambulantes con coloridos collares, tikas y
ofrendas nos daban la bienvenida. Nos fuimos directos hacia la entrada para
turistas y tras pagar la entrada (1000 rupias) nos dispusimos a visitar el
lugar. Nada más pisar el templo salió a nuestro encuentro un guía que nos
ofreció un tour por el templo por 1000 rupias, cosa que aceptamos. Nos explicó
todo el ritual hindú después de la muerte, sus costumbres, su manera de
entender la muerte, la reencarnación... fue un tour realmente enriquecedor.
Mientras recorres el lugar, los
cantos y rezos se mezclan con los baños y rituales de los familiares de los
difuntos. Es frecuente ver a niños correr alrededor del cuerpo del difunto. Me
fascinó el sentido que los hindús le dan a la muerte. Por supuesto que hay
dolor por los seres queridos, pero el ambiente es más de celebración que de
dolor. En Pashupatinath se respira un aire místico y espiritual únicos.
La visita con nuestro guía duró
una hora y me pareció un acierto recorrer el templo con él. Aprendí mucho de
sus costumbres y sus creencias.
Una vez terminamos nuestra visita
guiada, nos pusimos a recorrer el templo por nuestra cuenta. Mientras íbamos en
dirección a las escaleras para sentarnos a la orilla del río, dos de los muchos
Sadhus que hay en el recinto se nos acercaron para ponernos la tika y
bendecirnos. Nos pidieron 20 dólares por la tika, cosa que lógicamente
rechazamos. Incluso llegamos a ver a otro de ellos con un smartphone a la
salida.... Sobran las palabras.
Aunque pueda parecer morboso el
hecho de presenciar una cremación en directo, en ningún momento uno tiene la
sensación de estar viendo algo macabro. Como ya he explicado antes, la forma de
afrontar la muerte para los hinduistas difiere mucho de la nuestra, así que es
muy interesante sentarse en las escaleras del río y contemplar la ceremonia de
una de ellas. Me chocó muchísimo que la gente se hacía fotos con el difunto
hasta prácticamente la hora de prender fuego al cuerpo. No llegamos a
presenciar el rito entero, ya que este dura unas tres horas y tampoco consideré
necesario ver quemar un cuerpo. Sin duda Pashupatinath me encantó y me pareció
una visita imprescindible.
Salimos del recinto y nos pusimos
en marcha hacia nuestra segunda visita del día, el monasterio de Kopan. Se
trata de un monasterio famoso por ser un centro para el estudio budista de meditación
y de retiro para estudiantes tanto de oriente como de occidente. En él se
pueden realizar cursos de iniciación y cursos más avanzados sobre el budismo.
Seguíamos con nuestro taxi, pero esta vez le dijimos que nos dejara un poco más
abajo de nuestro destino para subir dando un paseo por la zona.
Una vez
llegamos a la entrada de Kopan Monastery, nos comentaron que este día estaba
dedicado al estudio de los monjes y el monasterio permanecía cerrado todo el
día, así que tuvimos que cambiar de planes.
Nos pusimos rumbo a nuestro
siguiente destino, Gokarna Mahadev (100 rupias). Se trata de un antiguo y bonito
templo situado a las orillas del río Bagmati. Se cree que fue construido en el
año 1582 y está dedicado al dios Shiva.
Algunas de sus tallas de madera se
creen que tienen unos mil años de antigüedad. Lo que más me gustó de este
templo fue la tranquilidad que se respira en él, ya que éramos los únicos
turistas. De nuevo volvíamos a encontrarnos con dos auténticos Sadhus que nada
tenían que ver con el circo de Pashupatinath.
Tras la visita de este bonito
templo, nos fuimos a nuestro tercer destino del día. No lo teníamos en nuestro
plan, pero como no pudimos visitar Kopan Monastery, nuestro taxista nos
recomendó otro templo, Budha Nilkantha, también conocido como Narayanthan.
Se trata de un bonito templo
dedicado al dios Vishnu, el cual encontramos en una escultura de piedra
descansando en medio de un manantial natural.
Además de ver a Vishnu, podemos
observar como mantiene un padma (flor de loto), un chakra (un disco de Vishnu
para degollar a los demonios), un shankha (una caracola, cuyo sonido
representaba la victoria después de matar a algún enemigo) y una maza (para
aplastar el cráneo de los demonios).
Los hindúes pueden bajar por las
escaleras y tocar los pies de Vishnu, pero los turistas solo podemos observar
desde la vaya que rodea el estanque.
De nuevo me pareció una visita
más que interesante, ya que el ambiente que se respira en todo el recinto es de
una espiritualidad enorme.
Tras la visita al templo, recorrimos los alrededores de este donde encontramos a montones de niños jugando en columpios de bambú. Sin duda merece la pena darse un paseo por las afueras del templo.
Con la visita de Budha Nilkantha
dábamos por concluidas las visitas del día. así que el resto de la tarde la
íbamos a pasar de nuevo deambulando por los alrededores de Durbar Square y
Thamel. Es un lujo pasear sin rumbo por estas calles. Aprovechamos para comer
de nuevo en otro de los restaurantes con vistas a Durbar Square, y es que comer
con estas vistas es todo un privilegio.
Al llegar a Kathmandu, fuimos a
buscar la estación de Ratna Park, ya que el día siguiente teníamos planeado
visitar Bhaktapur. La estación se encuentra a cinco minutos andando de Durbar
Square, así que no hay pérdida.
Para hoy esperábamos la incorporación de César al grupo, ya que cada vez
quedaba menos para nuestro trekking a Annapurna Base Camp. Llegó a última hora
de la noche, así que todo estaba casi preparado.
La montaña nos esperaba, y nosotros a ella.
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