lunes, 8 de diciembre de 2014

Día 4 - Pashupatinath - Kopan Monastery - Gokarna Mahadev - Budha Nilkantha

Nuestros planes para el día de hoy habían cambiado un poco, ya que en un principio teníamos pensado terminar el día en Bhaktapur y pasar la noche allí, pero como teníamos la noche de hoy reservada en Kathmandu Guest House de Thamel, íbamos a dejar la visita de Bhaktapur para el día siguiente.
Hoy íbamos a visitar el templo de Pashupatinath, luego continuaríamos con el monasterio de Kopan y finalmente acabaríamos nuestra ruta de hoy en Gokarna Mahadev, aunque tuvimos que cambiar esta ruta por fuerza mayor. En el día de ayer habíamos pactado con un taxista que nos llevaría a todos ellos por 4.000 rupias, precio que nos incluía disponer del coche a nuestra disposición para todo el día.


Nuestra primera visita del día era Pashupatinath, así que salimos de Thamel a primera hora del día, ya que recomiendan visitar el templo temprano. A las 7:00 h nos poníamos en marcha hacia el templo y en poco más de veinte minutos llegamos a nuestro destino.


El templo de Pashupatinath es uno de los templos hindúes del dios Shiva más importantes del mundo, de hecho está considerado el más sagrado de los templos de Shiva. Se encuentra a orillas del río Bagmati, afluente del río Ganges, en el cual los fieles se sumergen para purificarse. Además este templo es conocido por sus rituales de incineración. 


Es un templo muy frecuentado por Sadhus, aunque algunos de ellos me cuesta creer que sean Sadhus auténticos, ya que están más por la labor de sacar dinero al turista que otra cosa. 


Solo los hindúes tienen permitido el acceso al recinto principal, mientras que los turistas tienen permitido el acceso al recinto pero desde el otro lado del río. Se pueden sacar fotos del templo y del recinto, siempre que sean desde la orilla opuesta y lógicamente respetando el dolor de la familia.


Llegamos a primera hora de la mañana a las puertas del templo y enseguida nos vimos inmersos en el bullicio del lugar. Montones de puestos ambulantes con coloridos collares, tikas y ofrendas nos daban la bienvenida. Nos fuimos directos hacia la entrada para turistas y tras pagar la entrada (1000 rupias) nos dispusimos a visitar el lugar. Nada más pisar el templo salió a nuestro encuentro un guía que nos ofreció un tour por el templo por 1000 rupias, cosa que aceptamos. Nos explicó todo el ritual hindú después de la muerte, sus costumbres, su manera de entender la muerte, la reencarnación... fue un tour realmente enriquecedor.


Mientras recorres el lugar, los cantos y rezos se mezclan con los baños y rituales de los familiares de los difuntos. Es frecuente ver a niños correr alrededor del cuerpo del difunto. Me fascinó el sentido que los hindús le dan a la muerte. Por supuesto que hay dolor por los seres queridos, pero el ambiente es más de celebración que de dolor. En Pashupatinath se respira un aire místico y espiritual únicos.
La visita con nuestro guía duró una hora y me pareció un acierto recorrer el templo con él. Aprendí mucho de sus costumbres y sus creencias.


Una vez terminamos nuestra visita guiada, nos pusimos a recorrer el templo por nuestra cuenta. Mientras íbamos en dirección a las escaleras para sentarnos a la orilla del río, dos de los muchos Sadhus que hay en el recinto se nos acercaron para ponernos la tika y bendecirnos. Nos pidieron 20 dólares por la tika, cosa que lógicamente rechazamos. Incluso llegamos a ver a otro de ellos con un smartphone a la salida.... Sobran las palabras.
Aunque pueda parecer morboso el hecho de presenciar una cremación en directo, en ningún momento uno tiene la sensación de estar viendo algo macabro. Como ya he explicado antes, la forma de afrontar la muerte para los hinduistas difiere mucho de la nuestra, así que es muy interesante sentarse en las escaleras del río y contemplar la ceremonia de una de ellas. Me chocó muchísimo que la gente se hacía fotos con el difunto hasta prácticamente la hora de prender fuego al cuerpo. No llegamos a presenciar el rito entero, ya que este dura unas tres horas y tampoco consideré necesario ver quemar un cuerpo. Sin duda Pashupatinath me encantó y me pareció una visita imprescindible.


Salimos del recinto y nos pusimos en marcha hacia nuestra segunda visita del día, el monasterio de Kopan. Se trata de un monasterio famoso por ser un centro para el estudio budista de meditación y de retiro para estudiantes tanto de oriente como de occidente. En él se pueden realizar cursos de iniciación y cursos más avanzados sobre el budismo. Seguíamos con nuestro taxi, pero esta vez le dijimos que nos dejara un poco más abajo de nuestro destino para subir dando un paseo por la zona. 


Una vez llegamos a la entrada de Kopan Monastery, nos comentaron que este día estaba dedicado al estudio de los monjes y el monasterio permanecía cerrado todo el día, así que tuvimos que cambiar de planes. 


Nos pusimos rumbo a nuestro siguiente destino, Gokarna Mahadev (100 rupias). Se trata de un antiguo y bonito templo situado a las orillas del río Bagmati. Se cree que fue construido en el año 1582 y está dedicado al dios Shiva. 


Algunas de sus tallas de madera se creen que tienen unos mil años de antigüedad. Lo que más me gustó de este templo fue la tranquilidad que se respira en él, ya que éramos los únicos turistas. De nuevo volvíamos a encontrarnos con dos auténticos Sadhus que nada tenían que ver con el circo de Pashupatinath. 



Tras la visita de este bonito templo, nos fuimos a nuestro tercer destino del día. No lo teníamos en nuestro plan, pero como no pudimos visitar Kopan Monastery, nuestro taxista nos recomendó otro templo, Budha Nilkantha, también conocido como Narayanthan.


Se trata de un bonito templo dedicado al dios Vishnu, el cual encontramos en una escultura de piedra descansando en medio de un manantial natural.
Además de ver a Vishnu, podemos observar como mantiene un padma (flor de loto), un chakra (un disco de Vishnu para degollar a los demonios), un shankha (una caracola, cuyo sonido representaba la victoria después de matar a algún enemigo) y una maza (para aplastar el cráneo de los demonios).



Los hindúes pueden bajar por las escaleras y tocar los pies de Vishnu, pero los turistas solo podemos observar desde la vaya que rodea el estanque.
De nuevo me pareció una visita más que interesante, ya que el ambiente que se respira en todo el recinto es de una espiritualidad enorme.



Tras la visita al templo, recorrimos los alrededores de este donde encontramos a montones de niños jugando en columpios de bambú. Sin duda merece la pena darse un paseo por las afueras del templo.


Con la visita de Budha Nilkantha dábamos por concluidas las visitas del día. así que el resto de la tarde la íbamos a pasar de nuevo deambulando por los alrededores de Durbar Square y Thamel. Es un lujo pasear sin rumbo por estas calles. Aprovechamos para comer de nuevo en otro de los restaurantes con vistas a Durbar Square, y es que comer con estas vistas es todo un privilegio.



Al llegar a Kathmandu, fuimos a buscar la estación de Ratna Park, ya que el día siguiente teníamos planeado visitar Bhaktapur. La estación se encuentra a cinco minutos andando de Durbar Square, así que no hay pérdida.


Para hoy esperábamos la incorporación de César al grupo, ya que cada vez quedaba menos para nuestro trekking a Annapurna Base Camp. Llegó a última hora de la noche, así que todo estaba casi preparado.


 La montaña nos esperaba, y nosotros a ella. 






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