miércoles, 1 de agosto de 2012

Día 22 – Hong Kong

Para nuestro segundo día en Hong Kong, teníamos planeado visitar la isla de Lantau, la mayor isla de Hong Kong, donde se encuentra el monasterio budista más importante de la zona, Po Lin (Loto Precioso),  el cual preside majestuosamente la estatua del Gran Buda, Tian Tan.


Este monasterio fue construido por tres monjes en 1920, y una vez lleguemos a él, nos dará la bienvenida, Tian Tan, la estatua del Gran Buda, que con sus 34 metros de altura, y 250 toneladas de peso, es la estatua de Buda sentado más grande del mundo.


Lantau es también conocida por albergar Disneyland Hong Kong. Para llegar hasta Lantau, es todo muy sencillo, ya que se puede llegar hasta ella con el metro, y una vez allí, un teleférico te lleva justo hasta la entrada del recinto del Gran Buda, así que nos levantamos temprano y con un sol radiante, nos fuimos directos a coger el metro en dirección a la estación Central, para una vez allí, tomar la línea Tung Chung, la cual tiene como última parada, la isla de Lantau, como digo, todo muy fácil. El precio del metro varía en función de las paradas, y por lo que pudimos comprobar, creo que también de las horas del día, así que es difícil apuntar el precio de los trayectos que hicimos. Si alguien tiene pensado ir a Disneyland Hong Kong, hay que realizar el mismo trayecto, aunque tiene que bajarse una parada antes del final, en Sunny Bay, donde hay que tomar otro tren que lleva directamente al complejo. Una vez llegamos al final de la línea, Tung Chung, nos encontramos delante del teleférico (125 HKD cabina normal, 180 HKD cabina con suelo de cristal). El trayecto dura unos 25 minutos, y el viaje en sí, ya es motivo más que suficiente para venir a visitar la isla, ya que las vistas desde él son espectaculares.


Una vez llegamos al final del trayecto, nos dirigimos hacia la subida al Gran Buda. Justo al empezar a subir las 268 escaleras, nos encontramos unas taquillas a mano derecha, las cuales nos hicieron pensar que había que pagar entrada para subir, pues bien, después de comprar los tickets (28 HKD), nos dimos cuenta que para subir al Gran Buda, no hay que pagar entrada, son tickets para visitar la estatua por dentro, que una vez visitada, puedo decir que es una visita del todo prescindible.


Una vez acabada la visita, nos fuimos a tomar un café al restaurante del recinto, ya que con el ticket de la estatua, nos comentaron que entraba una bebida y un snack. Una vez llegamos al restaurante, nos dieron dos pastas a elegir entre un montón de ellas, más un plato de noodles, más café, agua o té, todo un detalle. La visita la realizamos a primera hora del día, lo cual fue todo un acierto, ya que cuando nosotros marchábamos de la zona, la cantidad de gente que empezaba a llegar era bastante grande. Nuestra siguiente visita fue Wisdom Path (el camino de la sabiduría), un camino que sale una vez pasado el Gran Buda, y que no es muy visitado por la mayoría de turistas. Es un camino muy agradable y tranquilo, el cual nos lleva hasta un pequeño rincón, donde treinta y ocho columnas de madera con la inscripción del Sutra del Corazón, se han dispuesto para mezclarse con la topografía del paisaje.


Estas columnas forman la configuración del ocho, o símbolo del infinito ∞. La columna situada en el punto más alto de la colina, se deja en blanco, para sugerir el concepto de vacío (Śūnyatā), un tema clave en el Sutra del Corazón. 


El lugar es un pequeño rincón de descanso y reflexión, con unas vistas sobre el mar de China inmejorables, y en el que la paz del lugar, sin duda te atrapa nada más llegar a él. Un visita imprescindible. 



Justo al lado del monumento, sale el camino de subida al pico Lantau, así que si se dispone de tiempo, en unas tres horas se puede llegar a la base del pico, desde donde estoy seguro que debe de haber unas vistas en ensueño. Ya de regreso, nos fuimos encontrando con un montón de voluntarios de la isla explicando a los turistas las diferentes clases de árboles y plantas que nos íbamos encontrando por toda la isla, y además vimos un hostel de la cadena Hostelling International justo al lado de Lantau Peak. La isla en sí me encantó, ya que por lo que pude ver, hay muchísimos trekkings y excursiones para hacer, así que si se dispone de tiempo, puede ser un buen sitio para pasar varios días. 


Después de un agradable paseo, llegamos de nuevo al teleférico, y tras otro espectacular viaje en él, llegamos de nuevo a la estación de metro de Tung Chung. 


Antes de regresar a Kowloon, entramos a unos grandes almacenes outlet que habíamos visto justo a la salida del metro. Se trata de un complejo bastante grande con tiendas outlet de primeras marcas, sobretodo de deporte, donde vimos precios bastante buenos. Aprovechamos para comer aquí, ya que la zona dispone de varios restaurantes, y una vez comimos, nos fuimos de regreso a Kowloon, esta vez para visitar la zona de Mong Kok, con su Lady Market, un mercadillo muy parecido al de Temple Market, aunque diurno. Mong Kok dispone de su propia parada de metro, Mong Kok de la línea Tsuen Wan Line y Kwun Tong Line. Mientras íbamos dirección a Mong Kok, pudimos vivir en primera persona la odisea que puede suponer viajar en metro por Hong Kong un sábado por la tarde, una aventura de dimensiones épicas. 


La zona está llena de tiendas, y sobretodo de mucha, mucha, mucha gente. En ella podemos encontrar cientos de tiendas, carteles luminosos, música, ruido, ajetreo, anuncios, un ambiente que me recordó muchísimo a los distritos de Shibuya y Shinjuku en Tokio. 




Pasamos toda la tarde por Mong Kok, ya que la zona nos gustó mucho, y una vez nos pateamos toda la zona, nos fuimos hacia Tsim Sha Tsui para ver el espectáculo Symphony of Lights, una de las atracciones más famosas de Hong Kong. 


El espectáculo consiste en un juego de luces y sonido en la bahía de Hong Kong, en el que participan 44 edificios repartidos por la isla de Hong Kong y Kowloon. El espectáculo representa el despertar (crecimiento de Hong Kong), la energía (la fuerza de Hong Kong), la herencia (su cultura y tradición), la colaboración (la unión de las dos partes de la bahía en una sola) y la celebración (el próspero futuro de la ciudad). Symphony of Lights se realiza cada día a las 20:00 h, y en días señalados además de luz y sonido, se lanzan fuegos artificiales desde lo alto de los edificios. El espectáculo dura unos diez minutos, y es sin duda, otra de las visitas imprescindibles de Hong Kong. 


Una vez disfrutamos del espectáculo, vimos que la noche estaba totalmente despejada, así que como el día anterior no tuvimos mucha suerte al subir al Pico Victoria, ya que la niebla no nos dejó ver prácticamente nada, sin pensarlo dos veces, nos fuimos rápidamente hacia allí para disfrutar esta vez sí, de una de las vistas más impresionantes de la ciudad. Volvimos a tomar el metro hasta la estación de Central de la línea Tsuen Wan Line, y una vez allí, volvimos a subir hasta el pico. Las vistas esta vez, sí que nos dejaron sin palabras. 


Después de un buen rato contemplando la ciudad, nos fuimos directamente para el hostel, cansados y pensativos, siendo conscientes que después de 23 días recorriendo aquel increíble país, nuestro viaje estaba llegando a su punto y final.




2 comentarios:

  1. El blog es realmente inspirador!!! muchas gracias por compartirlo!!!!

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  2. Muchas Gracias por tu comentario!!!!
    Un saludo.

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