Mientras preparaba el viaje y
casi sin buscarlo, me di cuenta que este iba a quedar dividido en dos partes.
La primera parte quedaba para Johannesburgo (Soweto), Blyde River Canyon,
Parque Kruger y la zona de las Drakensberg (The Amphitheater, Lesotho y Monk’s
Cowl), mientras que en la segunda parte, el viaje se centraba exclusivamente en
la llamada Garden Route. Se conoce como Garden Route a la ruta que transcurre
por la carretera N2 desde Mossel Bay a Storms River (unos 200 kilómetros ), y
se le llama así por la densidad de la vegetación de la zona, sus verdes
montañas, abundantes lagos y ríos que desembocan en el mar, playas de aguas
turquesas….un paraíso en el sur de Sudáfrica.
Conforme iba leyendo información
de la Garden Route ,
iba descubriendo cada vez más, lugares increíbles que no podía dejar de
visitar, así que además de la ruta en sí, tenía apuntado varias paradas
imprescindibles en nuestro camino hacia Cape Town, lo cual nos iba a llevar
prácticamente ocho días de ruta más los últimos tres días en Cape Town. Hoy
terminábamos nuestra primera parte del viaje, y para llegar hasta nuestro
siguiente destino, Storms River, teníamos por delante unos 1.200 kilómetros .
Estuve tiempo pensando en hacer esta distancia en coche, pero poco a poco me
fui dando cuenta que era una distancia demasiado larga que nos llevaría un par
de días hacerla, así que miré vuelos desde Durban a Port Elizabeth y encontré
un vuelo con South African Airways por 110 euros con una hora de duración, así
que no me lo pensé dos veces y reservamos los billetes. Desde nuestro
backpacker de Monk’s Cowl a Durban había poco más de 200 kilómetros , así
que nos pusimos en marcha por la mañana temprano, ya que nuestro avión salía a
las 13:30 h. Para llegar hasta Durban no había complicación alguna, ya que
únicamente debíamos tomar la R 600
hasta Winterton para luego enlazar con la
N 3, autopista que nos llevaría hasta Durban. Nos encontramos
tres peajes de 35,67 y 8’50 Zar, y antes de llegar al centro de Durban, ya nos
encontramos los carteles del aeropuerto. El trayecto finalmente nos llevó unas
tres horas y media, y tras dejar nuestro coche de alquiler en las oficinas de
Hertz, nos fuimos a facturar nuestras mochilas.
Tras un poco de retraso, nuestro
avión salió rumbo a Port Elizabeth, y tras una hora de vuelo, aterrizábamos en
nuestro destino e íbamos a recoger nuestro segundo coche de alquiler. Tras
algún contratiempo de última hora (me equivoqué al hacer la reserva y puse como
oficina de recogida Durban, lo cual nos llevó una hora de espera para arreglar
el error), nos pusimos en marcha hacia Storms River, en pleno corazón del
Parque Nacional de Tsitsikamma. Mientras íbamos en busca de la N 2, la carretera que nos
llevaría hasta nuestro destíno, fuimos recorriendo el pueblo de Port Elizabeth,
y la verdad que me sorprendió mucho, ya que todo lo que habíamos visto hasta
ahora, sobre todo en la zona de las Drakensberg, no se parecía en nada a esta
parte del país. Casas enormes con jardines enormes, coches de gran cilindrada
por todas partes…..en diez minutos habíamos visto más gente blanca en esta
parte del país que en los diez días que llevábamos en Sudáfrica. La ciudad me
recordaba más a cualquier ciudad de la costa oeste de Estados Unidos que a una
ciudad africana. Tras unos quince minutos circulando por sus calles, llegamos
al desvío para la N 2.
Teníamos por delante un par de horas de coche, y aunque ya estábamos algo
cansados, el cansancio y la monotonía del día de viaje se vieron eclipsados por
un atardecer que nos regaló unas vistas sobre el asfalto impresionantes.
Por
fin llegamos a Storms River y nos fuimos a buscar alojamiento a uno de los
backpackers que tenía apuntados, Tsitsikamma Backpackers. Nos gustó mucho el
sitio, un alojamiento muy tranquilo y muy acogedor, así que decidimos pasar las
dos próximas noches en él. Después de cenar nos pusimos a preparar nuestra
visita del día siguiente a Storms River Mouth y coincidimos con una pareja de
Zaragoza que se hospedaban en el hostel, Santi y Ana, que nos estuvieron
hablando un poco de la zona, ya que ellos la habían visitado ese mismo día.
Estuvimos charlando durante un buen rato, hablando relajadamente sobre
Sudáfrica y otros países en buena compañía, lo cual uno siempre agradece cuando
está de viaje.
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