martes, 29 de octubre de 2013

Día 18 – Betty’s Bay – Ciudad del Cabo

Todavía eclipsados por la experiencia del día anterior nos disponíamos a hacer nuestro último desplazamiento largo, ya que hoy teníamos previsto llegar a Ciudad del Cabo durante el transcurso del día, ciudad que sería nuestro último destino. Nos separaban unos 130 kilómetros de Ciudad del Cabo, pero antes de llegar hasta ella teníamos pensado visitar algunos lugares que nos encontraríamos de camino, el primero de ellos la colonia de pingüinos de Betty’s Bay.
Madrugamos como de costumbre y salimos temprano para intentar aprovechar al máximo el día. Para llegar hasta Betty’s Bay debíamos tomar la carretera R43 y en enlazar con la R44, carretera que nos llevaría hasta la colonia de pingüinos. Teníamos unos cincuenta kilómetros hasta nuestro destino, así que en poco más de media hora llegamos al pueblo. Una vez estábamos en Betty’s Bay, enseguida vimos una señal con un pingüino dibujado que nos indicaba que debíamos girar hacia la izquierda, hasta aquí todo muy sencillo, pero a partir de aquí todo se complicó. Fuimos siguiendo la carretera que nos había marcado el desvío pero no encontramos ninguna señal más, hasta que una vez pasamos las últimas casas del pueblo, volvimos de nuevo a la carretera principal (quedaba claro que nos habíamos pasado). Preguntamos a una patrulla de policía por la pingüinera y nos comentaron que debíamos dar la vuelta y más adelante girar a la derecha para llegar a la playa. Así lo hicimos y aparecimos en medio de una playa desierta donde no había ni rastro de pingüinos. Volvimos tras nuestros pasos y seguimos dirección Hermanus por la carretera secundaria que nos había indicado el cartel de la carretera principal, hasta que casi por casualidad vimos una pequeña señal con un pingüino dibujado señalando a la derecha. Resulta que la señal que debería estar para el sentido contrario había desaparecido y tan solo quedaba el palo de madera que la sujetaba…..así imposible encontrarlo!!!!
Una vez tomamos el desvío correcto todo fue muy sencillo y fuimos encontrando varias señales con pingüinos dibujados en los cruces que nos fueron guiando hasta llegar al parking de la zona. Una vez dejamos el coche, nos fuimos andando hasta la entrada de la pingüinera. Tras previo pago de 10 Zar por persona, nos subimos a la pasarela de madera que recorre el lugar mientras centenares de pingüinos aparecían a ambos lados de esta. 



La pasarela recorre más o menos unos quinientos metros, y la verdad es que uno disfruta mucho recorriéndola mientras contempla a los simpáticos pingüinos moverse de esa manera tan extraña pero a la vez tan divertida. La visita no lleva más de cuarenta minutos, así que es una buena parada si se está por la zona, ya que el sitio creo que merece mucho la pena visitarlo.


Tras su visita continuamos nuestro camino hacia Ciudad del Cabo. Teníamos dos opciones, o tomar la N2 para pasar por el Sir Lowry’s Pass, un paso de montaña que había leído que era bastante bonito o tomar la R44, una carretera que bordea la costa de la que había leído opiniones muy buenas. Finalmente decidimos tomar la R44 y solo puedo decir que creo que es una de las carreteras más bonitas por las que he circulado nunca (Sudáfrica todavía guardaba un as en la manga).
Nada más entrar en ella me dejó sin palabras, teníamos ante nosotros una panorámica de toda la carretera con el océano a nuestra izquierda y enormes montañas a nuestra derecha, una imagen de postal. 



La carretera tiene montones de miradores, cada trescientos o cuatrocientos metros y creo que paré en cada uno de ellos. No podía evitar la tentación de pararme a disfrutar de aquel paisaje. Cada curva era más espectacular que la anterior. Además el lugar es un buen sitio para el avistamiento de ballenas, aunque nosotros no pudimos ver. 



Si se tiene intención de ir de Hermanus a Ciudad del Cabo o viceversa considero un sacrilegio no pasar por este tramo de carretera, el tramo de la R44 que corresponde de Gordon’s Bay a Betty’s Bay, una auténtica maravilla.
Tras llegar a Gordon’s Bays, enseguida vimos el desvío para la N2, carretera que nos llevaría hasta Ciudad del Cabo, pero en el mismo cartel vimos indicaciones para Sir Lowry’s Pass, cosa que me hizo dudar si desviarnos para visitarlo o no. Tras un rato de duda la curiosidad pudo conmigo y decidimos desviarnos hacia Sir Lowry’s Pass. Subimos un trozo de carretera hasta el mirador, desde el cual se obtiene una bonita panorámica de la zona, aunque no queríamos perder mucho tiempo en cruzar todo el paso, ya que se nos iría bastante tiempo en él, así que decidimos tomar de nuevo la N2 dirección Ciudad del Cabo. 


En poco menos de una hora llegábamos a nuestro destino. Nos costó un poco encontrar la zona que buscábamos, Green Point, ya que nos salimos en una salida que no era la nuestra, pero tras alguna vuelta de más dimos con nuestro destino, un backpacker bastante popular en la zona, Atlantic Point Backpackers, un bonito hostel bastante bien situado y con un personal encantador. Preguntamos por alojamiento y conseguimos cama para el resto de nuestro viaje.
No queríamos perder tiempo, así que tras dejar las mochilas nos pusimos en marcha hacia nuestra primera visita de la ciudad, el barrio de Bo-Kaap. 


Se trata del barrio musulmán de la ciudad, aunque la comunidad malaya también tiene fuerte presencia en él. Lo que más llama la atención del barrio son los llamativos colores de sus fachadas, dando al vecindario un colorido muy especial. 



Estuvimos paseando por sus empinadas callejuelas, respirando la tranquilidad que transmiten sus calles y su gente, aunque su visita no nos llevó demasiado tiempo. Tras la visita de Bo-Kaap, vimos que Table Mountain estaba despejada, así que decidimos subir. 


Table Mountain es posiblemente el icono más representativo de Ciudad del Cabo, y es que esta se puede ver desde prácticamente cualquier punto de la ciudad. Desde noviembre de 2011 forma parte de las siete nuevas maravillas del mundo (no voy a negar que sea un sitio precioso, pero de ahí a ser una de las siete maravillas del mundo…..) y si se visita Ciudad del Cabo creo que es imprescindible subir a su cumbre. Para visitarla se puede hacer de dos maneras, o bien subir andando (2’5 horas de subida) o bien utilizar el teleférico (también se puede subir en teleférico y bajar andando), siendo este en sí una atracción más.
Nos fuimos hacia Table Mountain y una vez llegamos a su base, tras seguir las indicaciones del gorrilla de turno, aparcamos nuestro coche y nos fuimos a comprar los tickets del teleférico (205 Zar ida y vuelta). El trayecto dura unos tres o cuatro minutos y la cabina gira sobre sí misma 360 grados, así que no hay que preocuparse de coger un buen sitio, ya que todo el mundo disfruta de la misma perspectiva. Una vez llegamos arriba, varios caminos salen a nuestra izquierda y derecha, pero nosotros fuimos directamente a los miradores situados a nuestra izquierda, los cuales nos regalaron una vista panorámica de la ciudad con Robben Island al fondo sencillamente espectacular. 


Tras decenas de fotos en varios de los miradores que salían a nuestro paso, decidimos dar un paseo por la montaña, ya que esta ofrece montones de rincones apartados de la zona más visitada desde los cuales se obtienen bonitas vistas de la ciudad. Aprovechamos para comer en la cima, ya que una vez fuera de la zona principal, uno puede disfrutar de la tranquilidad de Table Mountain. Nos dirigimos hacia la otra cara de la montaña, desde donde se obtienen de nuevo unas vistas increíbles de Camps Bay y de toda la península del Cabo. 


Aunque habíamos subido con buen tiempo, una vez arriba nos pilló algo de niebla, cosa bastante habitual en la zona, comprobando de primera mano lo rápido que cambia el clima en Table Mountain. Tras algo más de dos horas en su cumbre, dábamos por concluida nuestra visita al icono de la ciudad, visita que me gustó muchísimo.
Para terminar el día teníamos pensado ir a ver la puesta de sol a Signal Hill, otra de las montañas que rodean la ciudad, desde donde se obtienen unas preciosas vistas sobre Table Mountain, Lion’s Head, Los Doce Apóstoles y Ciudad del Cabo. 



Es una zona muy frecuentada por grupos de gente que traen comidas y bebidas a modo de picnic mientras se disfruta de una bonita puesta de sol. Nosotros llegamos con tiempo y estuvimos recorriendo la zona un rato. Encontramos un sitio perfecto desde donde esperar el momento, y tras un rato de espera, tuvimos la suerte de disfrutar de una puesta de sol perfecta. Sin duda, un lugar imprescindible.



Tras la puesta de sol, nos fuimos de regreso a nuestro backpacker, no sin antes pararnos varias veces mientras regresábamos a la ciudad, ya que desde Signal Hill uno puede ver como la ciudad se va iluminando poco a poco mientras la noche se apodera de ella. Una imagen inolvidable.




2 comentarios:

  1. Betty's Bay, un secreto bien guardado al que nos encanta ir y llegar. Gracias por compartirlo.
    Si podéis escaparos y hace un día claro no os perdáis las vistas sobre el valle desde Franshhoek Pass!
    :)

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  2. Hola Jordi,

    La verdad que Betty's Bay me gustó mucho. Por lo que leí mientras preparaba el viaje, la gente suele visitar más The Boulders, en Simon's Town, pero una vez vistas las dos, sin lugar a dudas me quedo con Betty's Bay. Sobre Franschhoek Pass no lo conocía, así que espero que tu recomendación pueda ayudar a alguien vaya a visitar la zona.

    Muchas gracias!!!!!

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