Después de diez días disfrutando de la tranquilidad de la montaña, de su paz, de su silencio, de sus vistas, sus lugareños, sus cimas, su comida, sus refugios.... hoy poníamos punto y final a nuestra aventura. Habían sido diez días inolvidables, pero nos despedíamos de ella con la sensación de haber vivido intensamente cada uno de ellos.
Nos disponíamos a realizar nuestra última etapa del trekking. Las piernas ya estaban cansadas a estas alturas, lo cual era normal, pero no por ser el último día íbamos a realizar menos de lo previsto. Para hoy nos quedaban las últimas siete horas de pateada, tiempo que emplearíamos para llegar hasta Nayapul, nuestro punto de partida hace más de una semana y que nos serviría para cerrar el círculo.
Salimos a primera hora de la mañana de Jhinu y tras una corta bajada hasta el río, volvíamos a subir un poco de desnivel hasta llegar al camino que nos llevaría hasta Nayapul. La etapa de hoy era larga pero poco exigente, ya que casi toda ella era plana.
Mientras recorríamos el camino, las últimas vistas de Annapurna Sur nos servían de despedida. Habían sido unos días inolvidables, pero a estas alturas de trekking ya teníamos ganas de una ducha caliente en condiciones y dormir fuera del saco.
Pronto llegamos hasta la carretera principal y por primera vez en diez días veíamos vehículos 4x4 aparcados en las cunetas de la carretera, síntoma inequívoco que nuestro trekking había llegado a su fin.
Seguimos caminando por la carretera principal, la cual nos llevaba directamente hasta Nayapul. Existe la posibilidad de tomar autobuses en este punto que bajan hasta Nayapul, pero nosotros decidimos terminar nuestro trekking caminando.
Paramos a comer y una vez reanudamos la marcha, la lluvia comenzó a caer con fuerza. Estábamos a una hora andando de nuestro destino. Justo estábamos poniendo las fundas a nuestras mochilas cuando vimos aparecer el bus de Nayapul. Una mirada cómplice entre los tres y decidimos subirnos a él. No nos apetecía nada en absoluto acabar empapados la última hora de nuestro trekking. Tras 6:30h, llegábamos a Nayapul. Misión cumplida, habíamos terminado nuestra aventura.
Volvimos a Pokhara en coche. Parecía que fue ayer cuando estábamos en la ciudad con los nervios del primer día, pero el cansancio a estas alturas nos hacía recordar que habíamos pasada diez días desconectados del mundo.
Una ducha en condiciones y nos fuimos a celebrar nuestro éxito. Una pizza en The Godfather y unas cervezas nos sirvieron para celebrar nuestro triunfo. Nos lo merecíamos, nos lo habíamos ganado.
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