domingo, 12 de abril de 2015

Día 2 - Marrakech

Nuestro segundo y último día (de momento) en Marrakech nos iba a servir para visitar algunos de los lugares mas imprescindibles de la ciudad. Para empezar el día, aprovechamos que nuestro riad estaba situado a escasos metros del barrio judío (Mellah) para comenzar nuestra visita por el Palacio Badi (entrada 10 Dírhams). Este palacio fue construido por orden del sultán saadí Ahmed al-Mansur Ed-Dahbi (el dorado) y su función era la de albergar las grandes recepciones y audiencias reales de su época.


En su día llegó a constar de 360 habitaciones, con un enorme patio de 135 x 110 metros, donde se encontraba un estanque con una hermosa fuente. Además el palacio destacaba por su abundancia y riqueza en la decoración, donde el lujo y los materiales preciosos como el jaspe y el oro decoraban sus paredes. 


Hoy en día no hay mucho que visitar, ya que toda la gloria de tiempos pasados se ha visto reducida a unas ruinas que dan cobijo a montones de cigüeñas que inundan cada una de las torres que aún se mantienen en pie.


La visita no nos llevó mucho tiempo (20 minutos) y creo que si no se dispone de mucho tiempo en la ciudad, su visita es del todo prescindible. Después del palacio Badi, seguimos la ruta hacia las Tumbas Saadíes, uno de los monumentos más visitados de la ciudad. Se trata de un mausoleo de delicada ornamentación donde están enterrados la mayoría de los monarcas Saadíes y sus familias. Caminando llegamos hasta la bonita mezquita y su minarete que se encuentran a la entrada de las tumbas (10 Dírhams). 


Una vez entramos al recinto, un bonito patio decorado nos recibe, desde el cual se accede a las distintas salas donde descansan los restos de los antiguos monarcas. El recinto es bonito y tranquilo, lo cual hace que la visita de este sea muy agradable. 


Dimos por concluida nuestra visita al recinto y al salir, uno de los numerosos guías improvisados de la zona nos ofreció una visita a una de las muchas herboristerías de la zona. Aceptamos la invitación y entramos en una bonita herboristería donde una simpática dependienta nos hizo una exposición sobre diferentes especias, plantas medicinales, productos cosméticos, aceite de argán.... Lógicamente cuando acabó la entretenida charla de unos diez minutos intentaron que compráramos algo, pero al comentar que no íbamos a comprar nada, no insistieron mucho. Nos despedimos de la simpática anfitriona y nos pusimos en marcha con nuestra jornada de visitas.
Esta vez íbamos a andar sobre nuestros pasos para regresar al barrio judío (Mellah). Estuvimos curioseando por las tiendas de especias, aunque es imposible pasear o mirar sin que alguien te pare y te invite a pasar a su negocio, o directamente te agarren del brazo y te medio arrastren para que escuches por enésima vez las propiedades del aceite de argán o del primer trozo de hierba que tengan a mano. A veces esta situación se convierte en algo pesado, pero entiendo que es su forma de vida y la verdad que todos son muy amables y no se enfadan cuando dices que no vas a comprar nada. 


Callejeamos por los puestos de especias hasta que llegamos a nuestra siguiente visita, el Palacio de la Bahía (10 Dírhams). Se trata de otro bonito palacio donde destaca la decoración de sus patios.



Tras su visita, continuamos nuestra ruta particular por el laberinto de calles de la Medina hasta que llegamos a la bonita y tranquila plaza de las especias (épices). 


Se trata de uno de los rincones más famosos del Zoco, donde aprovechamos para tomar un delicioso té a la menta en el famoso Café des épices.


Tras el descanso, nos pusimos en marcha hacia otro de los lugares imprescindibles de la ciudad, la Medersa Ben Yousef (10 Dírhams). Este precioso edificio fue fundado por el sultán Abou el Hassan en el siglo XIV. Una Medersa es un colegio o escuela musulmana de estudios superiores (están especializadas en estudios religiosos). 


En su día, Ben Yousef llegó a albergar a más de 800 estudiantes que memorizaban el Corán. Estuvo cumpliendo su función hasta 1956, año en que se construyó la nueva universidad de Marrakech y la Medersa dejó de ser utilizada.


Además de la Medersa, existe también una entrada combinada para visitar el museo de Marrakech que está justo en el edificio de al lado, aunque nosotros decidimos dejarlo para otra ocasión. Otra de las visitas de la zona es la Kubba Ba'adiyn. Un pequeño edificio situado en la plaza Ben Yousef. Al parecer se trata de un mausoleo en el cual destaca la decoración de su interior, aunque parecer ser que lleva un tiempo cerrada al público, así que hay que conformarse con visitarla desde fuera. 


Dejamos por un momento nuestra ruta de visitas para aprovechar e ir a comer al café des épices. Subimos a su magnífica terraza y estuvimos disfrutando de unas bonitas vistas a la plaza mientras recuperábamos fuerzas. 



Tras el descanso, no sabíamos si ir a visitar el museo de Marrakech, ya que estábamos algo saturados de visitas, así que decidimos pasear un poco por esta parte de la ciudad. Mientras paseábamos, un chico se ofreció para enseñarnos las cooperativas donde trabajan la piel. Había leído sobre estas visitas y aunque no estaba dentro de nuestro plan, decidimos aceptar la oferta, aún sabiendo las consecuencias, es decir, visitar una de sus tiendas y pagar algún tipo de propina por la visita. Nos llevó por las calles de esta parte de la ciudad y enseguida llegamos a una de las cooperativas de la zona. Nos enseñaron como trabajan la piel de cabra, oveja y camello. 


Antes de entrar ya te advierten que el olor es muy fuerte y desagradable y para ello te dan unas ramas de menta, para intentar mitigar lo máximo posible el fuerte olor. La verdad que yo no sufrí nada, porque el fuerte resfriado que tenía me había dejado sin olor ni sabor, así que pude hacer la visita tranquilamente (ni menta necesité, jejeje), pero el resto tuvo que marcharse antes de tiempo del recinto porque según ellas aquello era imposible de aguantar. Las pieles las tratan en diferentes fosas, usando en una de ellas excrementos de paloma, siendo esto el causante del olor nauseabundo del lugar. Una vez acabada la visita, nos condujeron como imaginábamos a una de sus tiendas donde vendían todo tipo de productos hechos con la piel que trabajaban, babuchas, bolsos, puffs.... La verdad que la visita a la tienda fue bastante agradable, cosa que se agradece.
Con esta visita dábamos por concluida nuestro día de visitas en Marrakech. Para terminar el día, volvimos a pasear por el laberinto de calles del Zoco, despidiéndonos de la ciudad por unos días, ya que mañana comenzaba nuestra aventura hacia las dunas de Merzouga.

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