domingo, 12 de abril de 2015

Día 3 - Ait Ben Haddou - Skoura

Hoy comenzábamos nuestra ruta hacia el desierto de Erg Chebbi, ruta que nos llevaría tres días hasta llegar a nuestro destino, más otros dos días de regreso a Marrakech. Para llegar hasta las dunas de Erg Chebbi habíamos alquilado un coche con Trocadero car, una empresa muy recomendada por los foros viajeros y que tiene su fama bien merecida, ya que el trato de Hicham, su dueño, fue exquisito en todo momento. 
Habíamos quedado previamente con Hicham a las 8:00 h, ya que queríamos salir temprano de Marrakech y nada más salir de nuestro riad, nos estaba esperando puntual en la puerta. Una vez hicimos los trámites del contrato y demás, Hicham nos acompañó hasta la salida de la Medina y nos dejó encarados hacia nuestro destino, la N-9 dirección Ouarzazate. Como parada importante del día teníamos planeado la famosa Kasbah Ait Ben Haddou, uno de los platos fuertes de nuestra ruta conocida como la ruta de las mil kasbahs, además de disfrutar de las vistas sobre el atlas que íbamos a cruzar a través del paso de montaña Tizi'n Tichka, para terminar el día en el palmeral de Skoura donde pasaríamos la noche. Por delante teníamos unos 250 kilómetros.
Sobre las 8:30 h salíamos de Marrakech y solo con dejar atrás la ciudad unos cuantos kilómetros, comenzábamos a descubrir un paisaje totalmente diferente. Pequeñas aldeas con casas de barro iban acompañándonos durante nuestro viaje, mientras poco a poco las montañas comenzaban a ganar protagonismo. 


Me sorprendía lo verde que estaba todo, ya que al parecer según nos contaron más adelante, este año había sido un año invierno de muchas lluvias. 


Con las montañas cada vez más y más cerca, comenzábamos a subir el famoso puerto de montaña Tizi'n Tichka, el más alto de Marruecos con una altura de 2.260 metros. El puerto nos regalaba bonitas imágenes del Atlas marroquí, el cual en esta época del año se encuentra cubierto de nieve. 


Mientras subíamos, era imposible no parar a disfrutar del paisaje en muchos de los miradores que nos encontrábamos en la carretera, donde los vendedores de fósiles y minerales intentaban sin éxito que nos paráramos a visitar sus puestos ambulantes (creo que estos vendedores forman ya parte del propio paisaje del Atlas). 


Tras un rato de fuerte subida, llegamos al punto más alto de la carretera, el Col du Tichka a 2.260 metros, donde aprovechamos para descansar y tomar las deliciosas pastas de té que nos había regalado Hincham con un rico té a la menta. 


Tras el descanso y alguna que otra visita obligada a las tiendas de la zona (si hace falta te agarran del brazo, literalmente), continuamos nuestra ruta hacia Ait Ben Haddou, esta vez bajando el puerto de montaña. Unos veinte kilómetros antes de llegar a Ouarzazate, vimos una señal de Ait Ben Haddou que indicaba 6 kilómetros por una carretera de tierra que salía a la izquierda. Decidimos meternos por ella, pero enseguida comprobamos que aquella carretera no era transitable para turismos. Preguntamos a un chico que andaba por ella si había alguna otra carretera que llevase a Ait Ben Haddou, cosa que nos confirmó. Debíamos seguir por la carretera principal unos seis kilómetros más hasta llegar al desvió por la carretera que llevaba hasta la kasbah. 
Tras las indicaciones, nos pidió si podíamos acercarlo hasta allí, ya que él iba hacia el pueblo de Ait Ben Haddou, lo cual aceptamos sin problema, ya que a esas horas del día hacía un calor insoportable. Tras cuatro horas y media, llegábamos a nuestro destino. Una vez allí, nos presentó a su padre, el cual en agradecimiento nos invitó a tomar té en su casa. Se trataba de una familia saharaui que vivían en El Aaiún y que durante tres meses al año se desplazaban hasta allí para vender sus alfombras. En agradecimiento, el chico nos acompaño a visitar la kasbah de Ait Ben Haddou y nos hizo de guía improvisado por la kasbah y sus pequeños rincones.


Una kasbah es un conjunto arquitectónico construido en adobe y barro, el cual está coronado por torres que sirven de defensa. Para hacernos una idea, se asemejan mucho a los castillos medievales. Antiguamente fueron grandes pueblos amurallados, con el objetivo de defender las casas y las cosechas.


Ait Ben Haddou es una de las kasbahs más famosas y mejor conservadas de Marruecos, patrimonio de la humanidad desde 1987. Fue un punto clave dentro de la ruta caravanera que partía desde Marrakech hasta bien entrado el siglo XX, lo que le dio riqueza y prosperidad.


Además el lugar es famoso por haber sido plató cinematográfico para muchas películas, entre las que destacan Lawrence de Arabia, La joya del Nilo, La última tentación de Cristo o Gladiator. Recientemente también sirvió de plató cinematográfico para una de las mejores series de televisión de la actualidad, Juego de Tronos.


Estuvimos paseando por la kasbah con nuestro anfitrión, mientras nos explicaba un poco la historia del lugar. Recorrimos sus calles donde podemos encontrar pequeñas tiendas y alguna que otra casa habitada, aunque la mayoría de la población vive al otro lado del río. Ni que decir tiene que su visita es del todo imprescindible si se está por la zona. Tras la visita, nos despedimos con un saludo de agradecimiento mutuo (el karma siempre recompensa). 
Continuamos nuestra ruta, aunque una vez nos incorporamos a la carretera principal, tomamos la N-10 dirección Skoura, nuestro destino final del día. Tras una hora de coche llegamos a Skoura y tras un primer intento de encontrar nuestro hotel, un motorista se ofreció a llevarnos (previo pago de una pequeña comisión, lógicamente). Por 10 Dírhams nos llevó a la puerta de nuestro alojamiento. Una vez allí, nuestro amable anfitrión nos invitó a té con cacahuetes y nos enseñó las instalaciones de su precioso hotel (Auberge Ait Ben Hada). Dejamos las mochilas y nos pusimos en marcha para visitar el bonito palmeral de Skoura, aunque no disponíamos de mucho tiempo, ya que nos quedaban un par de horas antes de que se hiciera de noche. 
Decidimos visitar una de las kasbahs más bonitas de la zona, la kasbah Amridil. Se trata de una kasbah totalmente restaurada que data del siglo XVII. 


Para ello, nos acompañó Abdul, un simpático guía que trabajaba en el hotel donde dormíamos. Nos enseñó todos los rincones de esta preciosa kasbah que salía en los antiguos billetes de 50 Dírhams del rey Hassan II, mientras nos contaba historias sobre la vida cotidiana en ella. También nos contó cosas sobre el Islam y sus costumbres en tono divertido, cosa que convirtió la visita en algo muy agradable. La entrada a la kasbah nos costó 10 Dírham (más 50 de propina al divertido guía). A estas alturas ya no nos daba tiempo de seguir visitando el palmeral de Skoura, ya que la noche comenzaba a caer, cosa que me dejó con mal sabor de boca, ya que me hubiera gustado dedicarle al menos un día entero a este bonito lugar. 


Decidimos poner rumbo a nuestro hotel para contemplar una bonita puesta de sol, mientras nuestro anfitrión nos preparaba una deliciosa cena a base de ensalada, brochetas y patatas fritas. 


La cena superó todas las expectativas, mientras que Abdul, nuestro guía en Amridil se unió a nosotros tras terminar de cenar y pasamos la noche escuchando música bereber en un ambiente muy agradable. Sin duda Skoura fue una de las sorpresas del viaje (volveremos).

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